[Escrito el 19 de agosto de 2024]
El presidente Luis Abinader señaló en su discurso de toma de posesión
que en su segundo mandato se ejecutará una reforma laboral. Posteriormente, el
ministro de Trabajo, Luis Miguel De Camps, declaró que la reforma laboral
garantizará la creación de empleos con salarios dignos.
Ante la posibilidad de que se diseñe y apruebe dicha reforma, reitero
algunos temas a tomar en consideración.
El mercado laboral dominicano es segmentado. Por un lado, se encuentra el
mercado formal en el cual hay que cumplir con las regulaciones establecidas por
el Código de Trabajo, el Código Tributario y la legislación que crea el Sistema
de Seguridad Social. Por otro lado, el mercado informal donde no se cumple
ninguna de esas regulaciones.
En la actualidad el 55% de los perceptores de ingresos laborales se gana
la vida en el mercado informal. De esa realidad se desprende la necesidad de
realizar modificaciones que flexibilicen el mercado laboral formal. En Alemania
se llevó a cabo entre 2003 y 2005 la reforma laboral Hartz que facilitó que
millones pudiesen trabajar a tiempo parcial. Mientras algunos países de la
eurozona registraron durante la crisis financiera de 2009 tasas de desempleo de
26%, en Alemania la tasa de desocupación fue de apenas 5.3%. Esa evidencia
muestra las ventajas de un mercado laboral flexible.
Respecto al ingreso del trabajador, debo recordarles que la mejor forma
de incrementarlo sostenidamente es con medidas que eleven la productividad. Esa
variable está estrechamente vinculada con la educación y el entrenamiento en el
trabajo. A mayor productividad, mayor ingreso.
El salario mínimo no es más que una barrera de entrada al mercado formal
que afecta a los trabajadores menos calificados. Es un mito decir que el
salario mínimo ayuda a las personas a mejorar sus ingresos. Los trabajadores
capacitados no les interesa saber cuál es el salario mínimo, porque su nivel de
conocimientos le permitirá alcanzar ingresos muy por encima de esa remuneración
mínima.
El régimen actual de auxilio de cesantía reduce la productividad y el
salario que se lleva a su casa el trabajador. La cesantía amarra excesivamente
a las personas al puesto de trabajo y limita su movimiento hacia otro empleo,
en el cual pudiese alcanzar una mayor productividad y recibir un ingreso más
alto. Por eso recomiendo que el trabajador reciba el pago por los derechos
adquiridos por la cesantía, suma que debe tomar en consideración su carácter
contingente, y que posteriormente se sustituya por un seguro de desempleo.
Quizás ahora no me entiendan, o me insulten por esas recomendaciones de
reforma laboral, pero luego me darán las gracias por los resultados.
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