lunes, 13 de octubre de 2025

Un Nobel para Schumpeter

[Escrito el 13 de octubre de 2025]

Joseph A. Schumpeter fue un brillante economista austriaco, profesor de la Universidad de Harvard entre 1932 y 1950. Entre sus teorías se encuentra la del crecimiento económico a través de la innovación tecnológica y la destrucción creativa. 

Schumpeter plantea en su obra cumbre “Capitalismo, Socialismo y Democracia” que la innovación y la difusión del conocimiento son elementos clave del crecimiento económico. Asimismo, indica que la innovación se fundamenta en los incentivos y la protección de los derechos de propiedad, lo que estimula a los empresarios a invertir en investigación y desarrollo. A lo que añade que la nueva innovación sustituye a la vieja innovación en un proceso denominado destrucción creativa. 

Dado que el premio Nobel no se otorga de forma póstuma, hoy se anunció que los tres académicos responsables de darle sustento empírico a la teoría de Schumpeter han sido galardonados con ese importante reconocimiento. 

Joel Mokyr, pofesor de Northwestern University, ha sido premiado por haber identificado los requisitos previos para el crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico. Mokyr demostró, y presentó en su libro “Una cultura de crecimiento: los orígenes de una economía moderna,” que la revolución industrial fue el resultado de la acumulación de conocimiento y de la cultura científica que promovió la innovación, el progreso y el crecimiento económico. 

Philipe Aghion, profesor de INSEAD en Francia y de la London School of Economics en el Reino Unido, y Peter Howitt, profesor de la Brown University, han sido reconocidos por la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa. Estos autores publicaron en 1992, en la revista Econometrica, un modelo de crecimiento fundamentado en la innovación y la destrucción creativa, mediante la cual se verifica que algunas empresas desaparecen y son sustituidas por otras más eficientes. 

Para un país como la República Dominicana, se desprenden lecciones importantes. En particular, para alcanzar un crecimiento sostenido incluyente se requiere de un sistema educativo moderno, un adecuado sistema de incentivos a la innovación, un sistema judicial eficiente y justo, un fuerte régimen de propiedad y un mercado laboral flexible. Como se observa, quedan varios temas pendientes. 

Una burbuja dorada

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 13 dde octubre de 2025.]

Son muchos los que se lamentan por no haber invertido en oro. No es para menos, ya que su precio ha subido más de un 50% en lo que va de año y superó, la semana pasada, los 4 mil dólares por onza troy. Si usted posee el temple necesario para adentrarse en las entrañas de una posible burbuja financiera, puede comprar algunas onzas y apostar que, como anticipa el mercado, el precio seguirá al alza y su portafolio le reportará jugosas ganancias de capital. Pero antes de tomar esa decisión, conviene leer las siguientes líneas. 

Una burbuja se produce cuando el precio de mercado de un activo se sitúa muy por encima de su valor fundamental o de equilibrio a largo plazo. El fenómeno suele estar alimentado por un exceso de optimismo entre los inversionistas, quienes confían en que siempre habrá alguien dispuesto a pagar más por el activo que acaban de adquirir. Esa secuencia de transacciones genera una trayectoria exponencial del precio que, tarde o temprano, se detiene y retrocede de manera abrupta, arrastrada por el pánico de ventas generalizadas.

La historia del oro está marcada por fuertes oscilaciones de su precio desde el siglo pasado. En 1971, el presidente Richard Nixon suspendió la convertibilidad del dólar en oro, fijada hasta entonces en 35 dólares por onza. El gasto público excesivo y la expansión monetaria de los años sesenta minaron la confianza en el dólar y empujaron a los especuladores hacia el oro, elevando su precio de mercado. Los shocks petroleros de 1973 y 1979, sumados al desorden monetario de la Reserva Federal, llevaron el precio del metal a 668 dólares por onza en enero de 1980. La política monetaria restrictiva de Paul Volcker restauró la confianza en el dólar, redujo la inflación y estabilizó el precio del oro, que arrojó un promedio de 357 dólares hasta marzo de 2001, cuando cayó a 259 dólares.

La crisis financiera global de 2007-2008, originada en Estados Unidos, y la crisis de la deuda soberana europea entre 2009 y 2012 provocaron un cambio significativo en la demanda del oro como activo financiero. Durante esos períodos de incertidumbre económica, el precio del metal alcanzó los 1,788 dólares en febrero de 2012 y, a partir de 2013, osciló alrededor de un promedio de 1,293 hasta alcanzar los 1,626 dólares en febrero de 2020. 

La pandemia de covid-19, la excesiva inyección de liquidez, el incremento del déficit y del endeudamiento públicos, junto con la invasión rusa a Ucrania, impulsaron el precio del oro hasta el entorno de los 2 mil dólares a finales de 2023. 

Como se observa, la cotización del oro responde al contexto económico global: sube en tiempos de crisis e incertidumbre y tiende a bajar cuando se recupera la estabilidad macroeconómica. Ese comportamiento refuerza su reputación de “refugio seguro” y de instrumento de diversificación de riesgos, gracias a su baja correlación con el rendimiento de las acciones y otros instrumentos financieros. 

Para comprender mejor su evolución, al ajustar el precio del oro por inflación -calculada con el índice de precios al consumidor de Estados Unidos- se observa que su índice de precios alcanzó 100 en enero de 1980, cayó a 18 en febrero de 2001, subió a 91 en febrero de 2012, se ubicó en 88 en agosto de 2020 y descendió a 65 en septiembre de 2022. Esos cambios revelan que, en términos de poder adquisitivo, la cotización del oro no sigue una trayectoria ascendente constante, sino que fluctúa de acuerdo con las circunstancias económicas. Por tanto, el oro no siempre resulta una apuesta segura. 

Desde inicios de 2024, se ha observado un nuevo repunte de su precio, que se ha acentuado a lo largo de 2025, cuando registró un índice de 144. La incertidumbre derivada de la política arancelaria de Donald Trump, el conflicto comercial con China -el segundo tenedor de títulos del Tesoro estadounidense-, el debilitamiento del dólar, las críticas presidenciales a la Reserva Federal y el deterioro de las finanzas públicas de las economías avanzadas explican buena parte de este ascenso. Además, la sustancial acumulación de oro por los bancos centrales, como estrategia de diversificación de sus reservas internacionales tras el congelamiento de activos financieros rusos denominados en dólares, ha contribuido a la presión alcista. En la actualidad, el oro representa más del 20% de las reservas de los bancos centrales, un porcentaje superior al euro.

En ese escenario, resulta clave destacar que la creación en 2003 de fondos cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) respaldados por oro ha amplificado el potencial especulativo del mercado. Dichos instrumentos permiten una entrada y salida más eficiente de los inversionistas, lo que puede generar movimientos más pronunciados, hacia arriba o hacia abajo, en el precio del metal.  

En un artículo académico publicado en marzo de 2025, Klaus Grobys, profesor de finanzas en la Universidad de Vaasa (Finlandia), evaluó si el oro, a mediados de junio de 2024, estaba en camino de convertirse en una burbuja. Sus resultados indican que “existe evidencia sólida de una formación de burbuja en curso durante el período posterior a la crisis financiera global, alcanzando un momento crítico en octubre de 2029.”  Se ha de destacar que sus datos no incluyen el extraordinario incremento de precios observado en 2025, lo que podría reforzar aún más sus conclusiones. 

Finalmente, convendría analizar cómo el comportamiento del precio del oro en 2025, que Goldman Sachs proyecta en 4,900 dólares a diciembre de 2026, afectaría el momento de inicio del retroceso de su cotización. Es probable que un ascenso tan brusco precipite una reversión abrupta en un plazo más corto del previsto por el mercado. Si esto llega a ocurrir, cabe formular la siguiente pregunta: ¿los bancos centrales, que han estado comprando oro para fortalecer sus reservas internacionales, cerrarían sus posiciones o simplemente asumirían la pérdida de capital como consecuencia del estallido de la burbuja “dorada”? 

El oro, en definitiva, no garantiza estabilidad ni ganancias seguras; es, más bien, un reflejo de los episodios de incertidumbre o crisis globales. Considerando todo lo expuesto, invierta usted en él solo aquello que pueda -y esté dispuesto- a perder. 

jueves, 9 de octubre de 2025

La inflación sigue dentro del rango meta

[Escrito el 10 de octubre de 2025] 

El Banco Central informó recientemente que la tasa de variación interanual de los precios alcanzó a septiembre un 3.76%. Ese incremento de precios se mantiene dentro del rango meta de inflación que va del 3% al 5%. Al mismo tiempo, se puede afirmar que la expectativa de inflación para los próximos meses se mantiene anclada alrededor del 4%. 

La inflación subyacente, la que está más correlacionada con la política monetaria debido a que excluye los precios de los alimentos y de los combustibles, se situó en términos interanuales en un 4.4%. 

Al descomponer el aumento del índice de precios al consumidor (IPC) por grupo de bienes y servicios se observa que los alimentos y bebidas no alcohólicas siguen incrementándose. Con relación al mes de agosto, ese grupo de bienes arrojó una variación de un 0.72%, equivalente a una tasa anualizada del 9%. Los precios de los plátanos, la yuca y el bacalao, entre otros, se encuentran entre los que subieron de forma más acentuada. 

Lamentablemente, los consumidores más pobres son los más golpeados por esos aumentos de precios. Por ese motivo, es indispensable que las autoridades gubernamentales adopten medidas que aseguren a la brevedad posible mayor disponibilidad de alimentos y bebidas no alcohólicas a menores precios. Ese resultado se traduciría en mayor bienestar para los que menos tienen. 

Lo importante es lo que se hace con la deuda

[Escrito el 9 de octubre de 2025]

Toda deuda hay que pagarla, sea la del Estado dominicano o la de una familia trabajadora de clase media. Para pagarla hay que, en algún momento de la vida, generar un superávit, es decir, tener un ingreso superior al gasto de consumo. Por ello, lo que importa cuando se analiza la deuda, sea pública o privada, es lo que se financia con los recursos que la originan. 

Si la deuda se utiliza para financiar un cumpleaños, habrá problemas. El que gozó la fiesta y se responsabilizó de la deuda en algún momento tendrá que trabajar, obtener mayores ingresos, sacrificar el consumo, generar un ahorro y, posteriormente, saldar dicho compromiso financiero. 

Si la deuda se utiliza para invertir en un activo productivo, como un negocio, que arroje un rendimiento superior a la tasa de interés, entonces podrá pagar la deuda sin ningún problema. En ese escenario, la deuda es sostenible en el largo plazo. Tarde o temprano, el deudor -convertido en inversionista- terminará pagando la deuda sin sacrificio, porque supo invertir los recursos que generarán un valor agregado que creará un mayor bienestar. 

De las lecciones anteriores se desprende que, si usted es un funcionario público, no se endeude para gastos corrientes. Utilice los recursos de los préstamos para expandir la infraestructura pública que genere una alta tasa de retorno económico. 

En búsqueda del oro perdido

[Escrito el 8 de octubre de 2025]

El doctor Andrés Dauhajre hijo publicó recientemente un análisis en el que demuestra que, entre 2018 y agosto de 2025, el Estado dominicano dejó de percibir alrededor de 1,115 millones de dólares en ingresos fiscales derivados de las exportaciones de oro. Esa pérdida se origina por la transformación del Impuesto Mínimo Anual (IMA), aplicado a la empresa Pueblo Viejo Dominicana Corporation (PVDC), en “un adefesio irrelevante”.

A partir del 1 de enero de 2017, el IMA fue redefinido como un límite equivalente al 90% de la suma del Impuesto sobre la Renta Corporativa y el impuesto sobre beneficios netos, este último conocido como Participación de las Utilidades Netas (PUN). Dicha modificación redujo de manera significativa la tasa efectiva sobre los ingresos brutos de exportación.

Para ilustrar el impacto: bajo el esquema original del IMA, la tasa efectiva en 2024 habría sido de un 29.54%. Sin embargo, con el IMA modificado, la tasa aplicada fue de apenas un 13.39%. La distorsión se agrava si se considera el elevado nivel de precios del oro. De haberse mantenido el IMA original, la tasa efectiva habría alcanzado un 32.41%, muy por encima del 21.36% que pagará PVDC este año.

Ese desbalance fiscal plantea una seria injusticia para el pueblo dominicano y exige una revisión urgente del marco tributario vigente. El objetivo debe ser renegociar con la empresa minera para restablecer el diseño original del IMA y así el Estado capturaría una proporción más justa de las rentas extraordinarias generadas por los altos precios internacionales del oro.

Dauhajre advierte que, si el precio de la onza troy alcanza los 5,000 dólares, la tasa del IMA debería situarse en torno al 38.55%. Una reforma en esta dirección no solo fortalecería las finanzas públicas, sino que también podría mitigar la necesidad de una reforma tributaria más amplia, ya que mejoraría la recaudación sin afectar a los sectores productivos no extractivos.

lunes, 6 de octubre de 2025

Zigzagueo monetario

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 6 de octubre de 2025.]

El mandato principal del Banco Central es preservar la estabilidad de precios. Si bien no lo explicita en sus comunicados oficiales, la institución adopta medidas que buscan mantener el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en torno a su nivel potencial, estimado en un 5%. Para ello, recurre a diversos instrumentos monetarios, entre los que destacan la tasa de interés de política monetaria y la gestión de los valores en circulación, como notas, letras y certificados de inversión. 

Tal como pronosticó el autor de esta columna días atrás, el Banco Central decidió en su reunión de septiembre reducir la tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos y la colocó en un 5.5%. Esa decisión estuvo influenciada por el recorte equivalente aprobado por la Reserva Federal el pasado 17 de septiembre, así como por la expectativa de dos reducciones adicionales antes de que finalice el año. Ese entorno monetario internacional facilitó el ajuste realizado por las autoridades dominicanas. 

A pesar de que desde mayo de 2023 la tasa de interés de política ha perdido capacidad de transmisión hacia las tasas de interés activa y pasiva, el Banco Central procura a través de dicha tasa enviar una señal a los agentes económicos. En esta coyuntura su objetivo es inducir una reducción en las tasas de interés de mercado para estimular la demanda agregada y, en consecuencia, dinamizar el crecimiento del PIB. 

Esa estrategia resulta comprensible si se considera que, según estimaciones del Banco Central, la tasa de crecimiento interanual del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) en agosto fue de apenas un 1.5%, lo que redujo la variación promedio acumulada a un 2.3%. En tal escenario, alcanzar el 3% proyectado por las autoridades monetarias y el gobierno dominicano para 2025 requeriría una expansión promedio de un 4.2% entre septiembre y diciembre. La probabilidad de que ese ritmo se materialice es cercana a cero, por lo que todo apunta a que el PIB cerrará el año con un crecimiento en torno al 2.5%; es decir, la mitad del ritmo potencial.

A partir de mediados de junio, el organismo emisor adoptó, a través de una señal ruidosa, una postura de política monetaria expansiva. Como resultado, en julio y agosto los agregados monetarios registraron un aumento significativo, casi tres veces superior al promedio mensual observado durante el año anterior. Durante ese bimestre, la base monetaria ampliada aumentó en 47 mil millones de pesos, mientras que la oferta monetaria ampliada (M2) se expandió en 88,481 millones. Paralelamente, los valores en circulación se redujeron en 14 mil millones de pesos, lo que refleja un esfuerzo por elevar la liquidez disponible en el sistema financiero.

El objetivo intermedio del incremento en los medios de pago era propiciar una reducción en las tasas de interés. Entre junio y septiembre, la tasa de interés pasiva disminuyó 238 puntos básicos hasta situarse en septiembre en un 7.32%. En contraste, la tasa de interés activa -que incide directamente sobre el consumo y la inversión- apenas se redujo en 46 puntos básicos y alcanzó un 14.31%. Ese comportamiento revela que la política de flexibilización monetaria generó tres efectos principales: la disminución del rendimiento de los instrumentos financieros denominados en pesos, lo que podría incentivar la sustitución de la moneda nacional por dólares; la reducción de la tasa activa, pero no en una magnitud suficiente para dinamizar la actividad económica; y la ampliación del margen de intermediación financiera, beneficiando a los agentes del sistema bancario. 

Como era previsible, el tipo de cambio reaccionó con rapidez al aumento de la cantidad de pesos en circulación. Entre junio y septiembre, el valor promedio del dólar pasó de 59.57 a 63 pesos. En paralelo, como resultado del incremento de los agregados monetarios, la tasa de cambio se ubicó en 64.13 pesos por dólar al 8 de septiembre, lo que representa una variación acumulada de un 7.7% desde el inicio de la política expansiva, el 16 de junio de 2025. 

El acelerado ritmo de depreciación de la moneda nacional frente al dólar llevó a las autoridades a modificar de nuevo la orientación de la política monetaria, optando por absorber liquidez mediante la colocación de valores y la intervención en el mercado cambiario. En septiembre, los valores en circulación emitidos por el Banco Central aumentaron en 33,244 millones de pesos, lo que implicó una contracción monetaria. Al mismo tiempo, las reservas internacionales se redujeron en casi 593 millones de dólares. Ambas acciones limitaron el ritmo de expansión de la liquidez a una cuarta parte del aumento registrado en los dos meses precedentes. El resultado presionó a la baja el tipo de cambio, que se ubicó en 61.89 pesos por dólar el 16 de septiembre. Sin embargo, esa apreciación fue transitoria: días después, el tipo de cambio retomó su trayectoria ascendente y cerró el mes en 62.78 pesos por dólar.

Las autoridades deben tener presente que el zigzagueo monetario conlleva elevados costos. Los virajes frecuentes entre fases expansivas y contractivas, sin un marco lógico claramente definido, envían señales contradictorias a los agentes económicos. Desde el abandono “de facto” del esquema de metas de inflación, se ha intensificado la volatilidad del tipo de cambio, de las tasas de interés y de otros instrumentos clave de política monetaria.  

Asimismo, los movimientos bruscos de las medidas de política pueden erosionar la credibilidad institucional. Conforme se consolida la percepción de que la nueva orientación monetaria es inconsistente, errática e imprevisible, se debilita el anclaje de las expectativas de inflación. Ese escenario resulta especialmente riesgoso, ya que puede acelerar las variaciones relativas del índice de precios al consumidor, como ocurrió entre junio y agosto, cuando la tasa anualizada alcanzó un 5.3%, cifra que supera el límite máximo de la meta de inflación.

 Finalmente, si los agentes económicos no logran anticipar con certeza la trayectoria de los instrumentos de política monetaria debido a su comportamiento zigzagueante, tenderán a posponer sus decisiones de consumo e inversión productiva. En consecuencia, el crecimiento económico continuará desacelerándose. Un resultado distante al que procuran alcanzar las autoridades monetarias y, sobre el todo, el gobierno dominicano. 

jueves, 2 de octubre de 2025

La crisis haitiana se agravará todavía más

[Escrito el 3 de octubre de 2025]

(Actualización 11 de octubre de 2025. El FMI concluyó la misión virtual sobre la segunda revisión del programa supervisado. La economía haitiana sigue contrayéndose y la inflación en un 31%.)

El 15 de septiembre de 2022 comenté que la crisis que afecta Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, era el principal problema de la República Dominicana. 

El 11 de marzo de 2024 describí el impacto de la crisis haitiana sobre la economía dominicana. En ese entonces, analicé el efecto de los flujos migratorios sobre el mercado laboral dominicano, en particular, sobre los ingresos de los dominicanos. 

El 26 de marzo de 2024 escribí que la solución de la crisis haitiana podía surgir de la voluntad de Estados Unidos, Francia y Canadá. Destaqué que esos tres países tienen el poder económico y militar necesario para derrotar las bandas y estabilizar la vecina nación. 

El 20 de noviembre de 2024 reiteré que la crisis haitiana seguía siendo un gran problema que atenta contra la estabilidad de la República Dominicana. 

El 27 de junio de 2025 comenté que la crisis haitiana seguía agravándose, ya que la actividad económica se deterioraba de forma acelerada, los precios subían y las bandas acentuaban el control de las calles. 

Lamentablemente, en vez de ayudar, los Estados Unidos han tomado una decisión que agravará más la crisis haitiana y con ello aumentará el problema para la República Dominicana. De forma inexplicable, el gobierno estadounidense decidió no renovar las iniciativas comerciales que permitían a Haití exportar a ese mercado prendas de vestir libre de aranceles. A partir de ahora, las importaciones de productos textiles provenientes de Haití serían gravadas con aranceles de hasta un 30%.

 La no renovación de las iniciativas HOPE y HELP estimulará el traslado de las pocas empresas que quedan en el norte de Haití a otros países centroamericanos o asiáticos. Ello provocará la destrucción de la mayor parte de los 26 mil empleos existentes en esas empresas textiles, incrementará la pobreza en Haití y aumentará la presión hacia mayor flujo migratorio hacia la República Dominicana. Un resultado nefasto.  

El crecimiento sigue en baja

[Escrtio el 2 de octubre de 2025] 

El dato más reciente del producto interno bruto es desalentador. Según estimaciones del Banco Central, la tasa de crecimiento interanual de agosto del indicador mensual de actividad económica (IMAE) fue de apenas un 1.5%, lo cual llevó la variación promedio acumulada a un 2.3%. 

Ese resultado confirma mis pronósticos sobre el crecimiento del PIB para 2025. Desde inicios de año he venido comentando que la economía dominicana crecerá alrededor del 2.5%, la mitad del ritmo potencial. Las autoridades dominicanas y el FMI comenzaron con un pronóstico del 4.5% y el más reciente ajuste a la baja lo colocó en el 3%. 

Factores externos, como los latigazos arancelarios de Trump y la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal, han limitado la capacidad de crecimiento económico nacional. A ese entorno internacional se le añade una muy baja inversión pública y una política monetaria zigzagueante que ha impactado de forma negativa la demanda agregada. 

El gobierno intentará en los próximos meses acelerar el ritmo de expansión económica, pero será casi imposible alcanzar la meta del 3%. La combinación de la reciente reducción de la tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos con un poco más de inversión pública no será suficiente para alcanzar un crecimiento de un 4.2%, que se necesita como promedio entre septiembre y diciembre para llegar al 3%. 

Frente a esa situación, mi recomendación es que se adopten medidas monetarias y fiscales consistentes con la estabilidad macroeconómica. Ello es imprescindible para mantener la confianza de los agentes económicos en la política económica. 


La burbuja de las criptomonedas

[Escrito el 1 de octubre de 2025]

En diversas ocasiones he afirmado que el valor de las criptomonedas es cercano a cero. El precio del bitcoin, que supera en la actualidad los 114 mil dólares, es una burbuja, que explotará en cualquier momento. Lo difícil es pronosticar cuándo ocurrirá esa explosión, ya que, como nos enseñó el profesor Rudi Dornbusch del Instituto Tecnológico de Massachusetts, “la crisis tarda mucho más tiempo en llegar de lo que tú piensas y luego sucede más rápido de lo que podrías pensar.”

Los defensores y usuarios de las criptomonedas incluyen, entre otros, a especuladores, lavadores de fondos ilegales, evasores de impuestos y a libertarios quienes desean realizar transacciones sin dejar ningún rastro y por debajo del radar de los gobiernos. 

Como reacción a la excesiva volatilidad del bitcoin se han creado otros criptoactivos denominados “monedas estables” o “stablecoins.” Esos activos, como Tether (USDT) o USD coin (USDC), prometen una mayor estabilidad en su precio debido a que afirman disponer el respaldo de una moneda fiduciaria, como el dólar estadounidense. Cabe destacar que algunas, como Binance USD y TerraUSD, colapsaron y fueron descontinuadas. 

La Ley GENIUS en Estados Unidos ha creado un marco regulatorio a las monedas estables. El retorno de Donald Trump a la presidencia y la entrada de dos de sus hijos al negocio de los criptoactivos ha incrementado su popularidad y uso de dichos activos virtuales. 

La meta de los promotores es lograr que las instituciones financieras tradicionales y reguladas inviertan o emitan sus monedas estables. Esto es visto con mucha preocupación por los bancos centrales debido a que su uso podría crear turbulencias, generar movimientos bruscos de capitales y provocar la quiebra de instituciones financieras, lo que impactaría negativamente los fundamentos de la economía global. Para evitar ese resultado es preciso recordar, como lo hizo recientemente Jean Tirole, premio Nobel de Economía, que el sistema de pagos en un bien público por lo cual es preciso evitar que se convierta en un terreno para el juego especulativo. 

El Banco Central baja su tasa de interés

[Escrito el 30 de septiembre de 2025]

El objetivo principal del Banco Central es mantener la estabilidad de precios y, aun cuando no se establece de forma explícita, ejecutar medidas que promuevan un ritmo de crecimiento del producto interno bruto (PIB) cercano al potencial del 5%. Para ello utiliza su caja de herramientas monetarias, entre las que se encuentra la tasa de interés de referencia. 

Tal como pronostiqué hace unos días, el Banco Central decidió reducir dicha tasa de interés en 25 puntos básicos y la colocó en un 5.5%. El recorte de 25 puntos básicos realizado por la Reserva Federal el pasado 17 de septiembre y la expectativa de que se realizarán dos reducciones adicionales antes de fin de año facilitó la decisión de las autoridades dominicanas. 

Cabe destacar que, a pesar de que la tasa de interés de política del Banco Central ha perdido influencia sobre las tasas de interés activa, pasiva e interbancaria, el Banco Central desea enviar un mensaje a los agentes económicos de que quiere reducir la tasa de interés para estimular la demanda agregada y, en consecuencia, elevar el crecimiento del PIB. Ello es comprensible dado que, como van las cosas, lo más probable es que la tasa de expansión económica sea de solo un 2.5% en 2025, la mitad del ritmo potencial. 

Es preciso recordar que en economía no hay almuerzo gratis. Si la tasa de interés pasiva continúa a la baja, el tipo de cambio seguirá hacia arriba y la inflación podría acelerarse. En septiembre, la tasa pasiva bajó 131 puntos básicos y la tasa de cambio mostró un comportamiento de subidas y bajadas bruscas y se ubica en 62.78 pesos por dólar. Con la decisión monetaria de hoy se puede proyectar que siga subiendo.