[Escrito el 28 de julio de 2023; actualizado al 1 de agosto de 2023]
El Banco Central Europeo, institución que maneja la política monetaria
de la eurozona, aumentó 25 puntos básicos a su tasa de interés de referencia,
la de depósitos, llevándola a 3.75%. Ese movimiento era previsible, pues la
tasa de inflación todavía se encuentra muy por encima de la meta del 2%.
A junio, la tasa de inflación de la eurozona se situó en 5.5%,
reduciéndose a 5.3% en julio. Ese nivel implica que la tasa de interés de
referencia en términos reales tiene un valor negativo, lo cual significa que
falta camino por recorrer para reducir la demanda agregada de bienes y
servicios y, en consecuencia, disminuya más rápido la tasa de inflación. No
obstante, hay que reconocer que el trabajo del Banco Central Europeo ha sido
exitoso, pues hace poco más de un año la tasa de inflación llegó a un pico de
10.6%.
En la actualidad, la tasa de inflación en la mayoría de los países de la
eurozona es mucho menor que ese pico. Luxemburgo (1%), Bélgica (1.6%) y España
(1.6%) tienen una tasa de inflación por debajo de la meta de 2%. Las economías
de mayor tamaño, como Alemania (6.8%), Francia (5.3%) e Italia (6.7%), entre
otras, registran variaciones de precios que se encuentran por encima de la meta
establecida por el Banco Central Europeo.
Christine Lagarde, la presidenta de esa poderosa e influyente
institución monetaria, declaró que en la próxima reunión de política monetaria
a celebrarse en septiembre “Existe la posibilidad de un aumento, y existe la
posibilidad de una pausa” con relación a la tasa de interés de referencia. Esa
afirmación es distinta a la posición presentada en la reunión de junio en que
se señaló que se colocaría la tasa de interés en un nivel que fuese lo
suficientemente restrictivo como para reducir la tasa de inflación a la meta de
2%.
En esta ocasión se coloca sobre la mesa la posibilidad de que se haga una pausa, pues se tiene confianza de que la inflación se encuentra sobre una trayectoria convergente hacia la meta. Esto cobra una gran importancia, dado que, a diferencia de Estados Unidos, el producto interno bruto de la eurozona retrocedió en el cuarto trimestre de 2022 y en el primero de 2023, creciendo apenas un 0.3% en el segundo trimestre de este año, lo cual implica que nuevos aumentos de la tasa de interés de referencia pudieran desembocar en el aumento del desempleo y el deterioro de las condiciones de vida de su población.