[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 27 de agosto de 2024]
La reforma laboral anunciada por el presidente
Luis Abinader brinda la oportunidad de realizar un análisis riguroso de los
efectos del salario mínimo (SM) sobre el empleo. El punto de partida es la
existencia de un mercado laboral segmentado. En el mercado formal se deben cumplir
normativas laborales, tributarias y de seguridad social, que incluyen una
estructura de SM nacional. En el mercado informal, que emplea alrededor del 55%
de los perceptores de ingresos laborales, no existe SM ni se cumplen las demás
regulaciones.
El SM nacional se aplica en la mayoría de los países, aunque hay excepciones. En Singapur, Italia y Suecia, entre otros, no tienen un SM nacional. Son los trabajadores quienes negocian con las empresas -directamente o a través de sus sindicatos- el salario por hora. Alemania, que flexibilizó su mercado laboral a partir de 2003 con la reforma Hartz, no tenía SM nacional y lo implantó en 2015 por presiones políticas. En el caso de Estados Unidos, el SM federal se mantiene constante en 7.25 dólares por hora desde 2009 y cada estado es libre de fijar un SM distinto al federal.
Que los países establezcan un SM nacional o federal no significa que su impacto sobre el empleo sea positivo. En un brillante ensayo, George Stigler, premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Chicago, mostró en 1946 que la teoría económica ofrece un poderoso instrumental para analizar los efectos del SM sobre la asignación de recursos, el nivel de empleo, el ingreso familiar y la pobreza.
Un SM nacional superior al valor de la productividad del trabajador impacta negativamente en el empleo. Los asalariados formales menos eficientes serían despedidos y tendrían que buscar una ocupación en el mercado informal, con una remuneración inferior al SM nacional. Si a esto se añade un flujo migratorio irregular de mano de obra no cualificada que se integra en el mercado informal, como la que llega a la República Dominicana desde Haití, el resultado es una presión a la baja de la remuneración laboral y una menor probabilidad de conseguir un empleo para los trabajadores nacionales con baja formación.
El efecto del SM sobre la pobreza es complejo y puede provocar resultados contrapuestos. Por una parte, las autoridades o expertos que defienden su implantación sostienen que aumenta el ingreso promedio del hogar y, por tanto, reduce la pobreza. Por otra parte, el efecto del SM depende de la influencia que ejerza sobre la estabilidad laboral de los trabajadores menos cualificados. Puede suceder que estos, por su baja productividad respecto al SM, se vean obligados a desplazarse al mercado informal o, peor aún, se queden sin empleo. Ambos escenarios implican la reducción del nivel de ingresos del hogar, con el consiguiente aumento de la pobreza.
Los efectos del salario mínimo en el mercado laboral han sido ampliamente estudiados, con resultados muy variados que demuestran la influencia de múltiples factores sobre el empleo. David Neumark y Peter Shirley publicaron un ensayo en 2021 donde se evalúa una gran cantidad de estudios empíricos aplicados a Estados Unidos. Los economistas concluyen que predominan los efectos adversos del SM sobre el empleo, en especial en la población juvenil y en los trabajadores menos cualificados.
En la República Dominicana, el SM reduce la posibilidad de que dichos trabajadores se incorporen o mantengan su puesto en el mercado formal. Cuando se incrementa el SM, hay empleados con baja formación que son despedidos y deben trasladarse al mercado informal. De ahí que se observe que el promedio de años de escolaridad, una variable vinculada con la productividad laboral, sea inferior en el conjunto de los trabajadores informales respecto a los empleados del mercado formal.
Por todo ello, puede afirmarse que el SM constituye una barrera de entrada al mercado formal que afecta negativamente a los asalariados menos cualificados. Resulta, pues, una ficción afirmar que el SM ayuda a las personas a mejorar sus ingresos. La realidad es que solo beneficia a los trabajadores que logran mantener su empleo formal. Hay que recordar que la vía para elevar el ingreso de los trabajadores, formales e informales, es el avance del nivel educativo. A los empleados más cualificados, que han adquirido su formación en la escuela técnico-vocacional, la universidad o a través de la experiencia laboral no les afecta el SM, ya que su preparación les permite alcanzar ingresos por encima de la remuneración fijada por mandato legislativo.
En conclusión, es recomendable que la reforma laboral que se implemente en la República Dominicana se concentre en elevar la productividad laboral, mediante incentivos al entrenamiento y a la movilidad laboral. El entrenamiento en el trabajo puede lograrse con un sencillo esquema de créditos fiscales o exenciones temporales al pago del componente de pensiones de la seguridad social.
La movilidad laboral aumentaría con la
supresión del régimen actual de auxilio de cesantía. Hay que tener en cuenta
que la cesantía amarra excesivamente a las personas al puesto de trabajo y
limita su movimiento hacia otro empleo, en el cual podría alcanzar una mayor
productividad y un salario más alto. Por eso es recomendable que en la reforma
laboral se acuerde que el trabajador reciba el pago por los derechos adquiridos
por concepto de cesantía, suma que debe tomar en consideración los años
trabajados y su carácter contingente, y que posteriormente se sustituya por un
seguro de desempleo. La mayor movilidad laboral estimulará la productividad y elevará
el ingreso promedio de la población, condición necesaria para la reducción
sostenida de la pobreza y la mejora del nivel de bienestar de la sociedad.
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