[Escrito el 29 de abril de 2021]
El gobernador del Banco Central de la República
Dominicana, Héctor Valdez, reveló ayer que el desempeño de la economía
dominicana de marzo fue muy positivo. El Indicador
Mensual de Actividad Económica (IMAE) avanzó en un 10.6%, constituyendo el
segundo mes consecutivo de variación positiva de la actividad económica.
El Banco Central estima que el producto interno
bruto (PIB) se expandirá en 2021 a una tasa comprendida entre 5.5% y 6%. Si se
asume que crece el 6%, se tiene que a final de este año se habrá alcanzado un
nivel de ingreso solamente un 1.1% inferior al registrado en 2019. No obstante,
si se compara con relación al nivel del PIB que debió haberse alcanzado en 2021
si no se hubiese registrado la pandemia del covid-19, la brecha del producto es
negativa en un 10.3%.
Esa brecha negativa justifica la política
monetaria expansiva que ha estado ejecutando el Banco Central desde marzo de
2020. El organismo emisor ha reducido en 150 puntos básicos la tasa de interés
de política monetaria y ha colocado liquidez por una suma ascendente a 5% del
PIB a tasas de interés históricamente bajas, lo cual ha estimulado la demanda
agregada de los agentes económicos privados.
Lamentablemente, la política fiscal ha sido parcialmente
incompatible con la recuperación de la economía. El lado positivo de la
política fiscal lo constituye el conjunto de programas sociales de apoyo a los
hogares y empresas implementados desde marzo del año pasado, los cuales protegieron
la capacidad de consumo de las familias y facilitaron la operación de los
negocios. Es una pena que el gobierno del presidente Abinader haya decidido
eliminar esos programas sociales a partir de enero de 2021.
El lado negativo de la política fiscal se explica
por la mala ejecución del programa de inversión pública. En el primer trimestre
del año, el gobierno apenas utilizó un 30% del monto presupuestado para ese
período como gasto de capital. Ese bajo nivel de inversión pública es muy
grave, sobre todo si se toma en consideración que el gobierno dispone de los
recursos necesarios para expandir esa inversión, los cuales fueron obtenidos a través
de ingresos tributarios y de la colocación de bonos soberanos.
Esto significa que el gobierno central pudo
expandir el ritmo de crecimiento todavía más, aprovechando el efecto
multiplicador de la inversión pública, lo cual estimula la expansión de la
demanda agregada privada. Confieso que, a casi un año de gobierno, pensaba que los
funcionarios habrían aprendido a ejecutar eficientemente el gasto de capital. Desafortunadamente,
mis expectativas no se cumplieron.
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