[Escrito el 7 de abril de 2021]
Para entender el impacto de la reforma
tributaria del presidente Abinader, hay que responder las siguientes preguntas
que realicé en mi comentario de ayer. ¿Cuál será la magnitud de la reforma
tributaria en términos de recaudaciones? ¿Quién pagará esos impuestos en
términos relativos y absolutos? ¿Habrá algún tipo de compensación para los
pobres? ¿Será esa reforma distorsionante de las decisiones de trabajo, consumo,
ahorro e inversión? Hoy aportaré algunas respuestas.
Analizando el estado de las finanzas públicas y
la necesidad de mayores ingresos, se puede señalar que la reforma tributaria de
Abinader deberá generar entre 150 mil y 200 mil millones de pesos; equivalente
a un aumento de 3 a 4 puntos del PIB en la presión tributaria. Esos ingresos adicionales
ayudarán a reducir el déficit público, hasta colocarlo en un nivel que permita
el inicio del desmonte de la deuda del sector público consolidado, que actualmente
se sitúa en el entorno del 70% del PIB.
Una posible respuesta a la pregunta sobre quién
pagará esos nuevos impuestos la brindó esta mañana Vitor Gaspar, director de
Asuntos Fiscales del Fondo Monetario Internacional. Al presentar el informe
Monitor Fiscal de abril 2021, se señaló que “A fin de ayudar a atender las
necesidades relacionadas con la pandemia, una opción consiste en gravar los
ingresos elevados con una contribución temporal a favor de la recuperación tras
la COVID-19.” Esto consiste en el establecimiento de un impuesto solidario que deberá
ser parte de la reforma tributaria y pagado por los más ricos de la sociedad y
por los negocios que obtuvieron beneficios extraordinarios durante la pandemia.
Esa recomendación del FMI es compatible con los recientes planteamientos de la
secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, quien ha propuesto
un incremento de la tasa de impuesto sobre la renta empresarial de 21% a 28%.
Los segmentos pobres y vulnerables deben ser protegidos
de las nuevas cargas impositivas. Esto se logra mediante el establecimiento de
transferencias monetarias, que compensen los pagos de impuestos indirectos que
tengan que hacer después de la reforma tributaria de Abinader. Ese apoyo
focalizado cobra una gran importancia si se toma en cuenta que ese segmento de población,
junto a la mujer y los jóvenes, fue muy golpeado durante la recesión económica
provocada por la pandemia del covid-19.
Afortunadamente, el país dispone de la
experiencia necesaria para diseñar una reforma tributaria que no distorsione
las decisiones de trabajo, consumo, ahorro e inversión. Asimismo, los
organismos internacionales, como el PNUD, el FMI, el Banco Mundial y el BID,
pueden colaborar para que el diseño del nuevo sistema tributario sea compatible
con un mayor ritmo de crecimiento del PIB potencial, lo cual ayudará a que siga
reduciéndose la incidencia de la pobreza y mejore cada vez más la equidad
distributiva en la República Dominicana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario