[Escrito el 12 de febrero de 2016]
Joseph
Stiglitz, Premio Nobel de Economía, publicó recientemente un interesante
artículo que lleva por título ¿Qué está frenando a la economía mundial? La mayor
parte de su exposición se circunscribe a criticar la política monetaria
expansiva y su incapacidad para estimular la inversión privada en los países
desarrollados y emergentes, a pesar de que las tasas de interés han sido
extraordinariamente reducidas.
Lo
importante de su mensaje está en el último párrafo de su artículo. El profesor
Stiglitz señala que el crecimiento sostenible e integrador requiere de un
aumento de la inversión pública en infraestructura, educación y
tecnología. Y añade que: “Estos
incrementos tendrán que ser financiados, al menos en parte, por la imposición
de impuestos ambientales, incluyendo impuestos al carbono y al monopolio, así
como impuestos a rentas, …”
La
existencia de monopolios significa que los precios a los cuales se venden los
bienes o servicios incluyen rentas que los colocan por encima de los precios
que se originarían en un entorno de mayor competencia.
Esas rentas
implican un traslado de recursos del excedente del consumidor hacia el
monopolista. En consecuencia, cuando Stiglitz recomienda un impuesto al
monopolio lo que implica es el establecimiento de un gravamen que permita al
Estado apropiarse de parte de esa renta excesiva que el monopolista extrae del
consumidor. Lo fundamental es que ese impuesto se diseñe de manera que el
precio final no aumente y que el nivel de producción no se reduzca. De esa
manera el bienestar del consumidor no se deterioraría y el bienestar de la sociedad
aumentaría.
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