La columna vertebral de la economía alemana son las pequeñas
y medianas empresas de manufactura, las Mittelstand. La calidad de sus
productos es admirada y envidiada por el resto del mundo. Esas empresas no
tienen que alcanzar el mega tamaño de sus contrapartes americanas o japonesas
para colocar su producción exitosamente en los mercados internacionales.
Esa columna vertebral se fundamenta en un excelente sistema
educativo que crea una oferta laboral altamente productiva y competitiva. El
dominio de las matemáticas y de las ciencias en Alemania es el resultado de
extraordinarios maestros, bien entrenados y mejor remunerados.
Esa educación se complementa con un dinámico sistema de
entrenamiento para jóvenes aprendices dentro de las pequeñas y medianas empresas.
Esa formación facilita que los jóvenes puedan insertarse en el mercado laboral.
La tasa de desempleo entre las personas menores a 25 años es de un 7.8% en
Alemania, lo cual contrasta favorablemente con el 54% de España.
La integración de las empresas alemanas a los mercados
internacionales a través de las exportaciones es otro elemento que promueve su
desarrollo. Existe evidencia que revela que las empresas que exportan aumentan
más su eficiencia y productividad que aquellas que no exportan. Y Alemania lo
sabe, por eso ha creado una amplia red de promotores de sus productos a través
de sus Embajadas y oficinas comerciales.
Esa política ha permitido a Alemania ser la mejor exportadora
del mundo, demostrando que no siempre el tamaño importa.
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