El 10 de julio comenté que el banco portugués Espírito Santo
estaba en problemas debido a la mala gestión de su empresa matriz, Espírito
Santo Internacional. Y hoy les informo que el pasado domingo el Banco de
Portugal decidió intervenir ese banco para evitar que su caída contagiase a
otras entidades financieras.
El organismo rector del sistema bancario portugués dividió
el banco en dos partes. El Novo Banco se quedará con los buenos activos y los
depósitos del público en general. Y la otra parte, el banco malo, se quedará
con los activos tóxicos y los depósitos de las personas vinculadas con la
gestión y propiedad del banco Espírito Santo. Esto significa que los
propietarios lo perderán todo.
Entre los que también perderán dinero se encuentran bancos
extranjeros.
El banco francés Crédit Agricole declaró hoy pérdidas por 708
millones de euros, suma que tenía invertida en el banco portugués. Latinoamérica también fue víctima. El banco
brasileño Bradesco, que era accionista del banco Espírito Santo, llevará a
pérdidas 160 millones de euros.
El dinero para crear el Banco Novo provino de un préstamo de
4,400 millones de euros de los fondos europeos, otorgados a través del Banco de
Portugal al Fondo de Resolución Bancaria, que es propiedad de los bancos y
aseguradores privados. Ese préstamo complementa los 500 millones de euros que
tenía disponible ese fondo para el salvamento.
Se espera que el Banco Novo se venda en el futuro por un
valor superior a los 4,900 millones de euros para que así el sector privado
pueda recuperar el dinero invertido en ese rescate bancario.
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