lunes, 10 de marzo de 2014

El gran despilfarro

El período comprendido entre 2008 y 2012 se caracterizó por un gran despilfarro de recursos públicos. En esos años, el gobierno acumuló un déficit del sector público no financiero ascendente a 392,338 millones de pesos. En términos del PIB, eso significa un déficit anual promedio de un 4%.

Nunca antes en la historia un gobierno se había endeudado tanto en tan poco tiempo. Ni siquiera el general Lilís.

El despilfarro se apoyó en el descontrol administrativo, que permitió la ejecución de gastos sin que se registrasen como deuda pública. Cabe recordar el caso SunLand, el cual consistió en la emisión de 130 millones de dólares sin la aprobación del Congreso Nacional y sin su registro en la ejecución presupuestaria de 2007. Asimismo, se debe recordar el financiamiento triangulado a instituciones públicas por decenas de miles de millones de pesos a través del “descuento” de facturas a suplidores y contratistas del Estado.

Ese enorme despilfarro provocó que la deuda pública se incrementase exponencialmente. Entre 2008 y 2012 la deuda del sector público no financiero, excluyendo la deuda intragubernamental, se incrementó en un 127.3%, mientras que el PIB nominal en dólares sólo lo hizo en un 41.8%.

Afortunadamente, el gobierno actual ha iniciado un proceso de consolidación fiscal, que ha permitido reducir el déficit público de un 6.7% en 2012 a un 2.8% del PIB en 2013. Ese mejor desempeño de las finanzas estatales, permitirá recuperar la sostenibilidad de la deuda pública. 


Por ese esfuerzo, me imagino que el Fondo Monetario Internacional le asignará una buena calificación al presidente Danilo Medina.

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