El Banco Central de la
República Dominicana ha estado aplicando una política monetaria flexible con el
objetivo de acelerar el ritmo de crecimiento económico. La Resolución de la
Junta Monetaria que libera 20 mil millones de pesos del encaje legal tuvo como
meta el otorgamiento de préstamos nuevos para los agentes económicos con planes
de inversión en bienes raíces de primera compra, así como proyectos de
ampliación de la capacidad de producción en las actividades agropecuarias,
manufactura y comercio, incluyendo a las MiPyMEs.
[Una nota de actualización: El 26 de mayo de 2013, el Banco Central publicó en su página web que en su más reciente reunión de política monetaria se decidió reducir en 75 puntos básicos su tasa de interés de referencia, colocándola en 4.25%. Ese movimiento de tasas de interés lo pronostiqué a inicios de mayo. Mañana lo comentaré con más detalle.]
El éxito de la
colocación de esos recursos fue contundente e inmediato. Las empresas
comerciales han servido de intermediarias entre los bancos y los usuarios del
crédito para facilitar el otorgamiento de los créditos. La prensa estuvo
repleta de anuncios de empresas distribuidoras de vehículos y de electrodomésticos
ofreciendo ventas con financiamiento a tasas de interés inferiores al 9% y
fijas por seis años. Esto ha estimulado a los consumidores a realizar compras
que no tenían planeadas o quizás habían pensado realizar hacia final de año.
Ese servicio de
"facilitador" del financiamiento es una experiencia que debería ser
utilizada para otros sectores. En ese contexto, pienso que las autoridades
deberían estimular que asesores y consultores financieros sirvan como
intermediarios entre el financiamiento que requieren las empresas para la
compra de equipos, maquinarias o capital de trabajo y la oferta de recursos
disponibles que tienen los bancos correspondiente al encaje liberado.
Esto se facilitaría
aún más si el Banco Central amplía el ámbito de los préstamos para que se pueda
incluir la reestructuración de préstamos vigentes que fueron otorgados a tasas
mucho más elevadas. Ese refinanciamiento reduciría el costo de las empresas, mejoraría
su flujo de efectivo y, en consecuencia, elevaría su capacidad de pago. Los
bancos también se beneficiarían si la reestructuración mejora la calificación
de la cartera, reduciendo el monto de recursos que deben provisionar por
cartera en mora.
En resumen, esa medida
sería un aporte positivo al crecimiento económico sostenido, que es el objetivo
actual del Gobierno Dominicano.
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