La explotación de Loma Miranda hubiese sido un grave error. La extracción del
ferroníquel hubiese deteriorado el equilibrio del ecosistema, impactando negativamente
sobre la flora de la zona y la capacidad de producción de agua en la isla de
Santo Domingo. Esto significa que la explotación generaría ingresos en el
presente a los dominicanos, a cambio de deteriorar significativamente la capacidad
de supervivencia de nuestros descendientes.
Algunos analistas afirman que el Estado tendría que compensar
a Falcondo si no se le permite explotar Loma Miranda. Eso es inaceptable e incorrecto.
Es cierto que Falcondo tiene una concesión, pero no menos
cierto es que en el informe del PNUD, que presenta los resultados de la
evaluación del Estudio del Impacto Ambiental elaborado por Falcondo, se
demuestra que la empresa minera no está en capacidad de explotar esa zona sin
producir un daño ecológico y social irreversible.
Esto es equivalente al caso de una empresa a la cual se le
aprueba, por su historial crediticio, una
línea de crédito en un banco. Pero cuando la empresa va a requerir el
desembolso presenta unos Estados Financieros que revelan que sería incapaz de
devolver el préstamo. A nadie se le ocurriría pensar que el banco debería
compensar a la empresa por no querer desembolsarle los recursos del préstamo ya
aprobado en forma de línea de crédito. Cabe recordar que el papel del banquero
es proteger el dinero de los depositantes; su meta no es satisfacer las
necesidades de la empresa que solicita el préstamo y más si sabe que la misma es un crédito de alto riesgo.
La diferencia entre un presidente y un estadista lo
determina la profundidad de su visión. El primero toma decisiones que afectan a
la generación que conforma la sociedad durante su mandato presidencial. Un
estadista, de manera contrastante, toma
decisiones pensando en las generaciones actuales y futuras.
Considero que el presidente Danilo Medina tiene la
oportunidad de entrar a la historia como un estadista.
Con el informe del PNUD,
el presidente Medina tiene toda la información para declararle al mundo que el
pueblo dominicano está comprometido con la protección del medioambiente y que,
como primer mandatario, prefiere renunciar a dos mil millones de dólares
ingresos -que es la parte
correspondiente al gobierno durante el plazo de explotación de la mina- si el costo
de obtenerlos es el deterioro del ecosistema nacional.
Con esa decisión el país podría dormir tranquilo, pues confirmaría que está siendo gobernado por una persona cuyas disposiciones son medidas
económicas y sociales compatibles con el desarrollo humano sostenible.
Es importante, Jaime, las indicaciones que haces que lleva a distinguir entre el tipo de mente que usa un presidente y la que usa un estadista.
ResponderEliminarEl presidente, en entorno que hablas, no ve más allá de lo que le dictan los datos del momento.
El estadista va más allá del momento y es atraído por el porvenir, cuyas bases está en el ahora y sale disparado por un disparo hacia lo eterno.
Si en tu labor de lanzar luces, como dijo Bolivar, fui flashes en la noche.
Es solo un momento, pero la oscuridad ya no es la única existencia.
Quise escribir: en el entorno que hablas.
ResponderEliminarY por un empuje hacia lo eterno en lugar de un disparo.