[Escrito el 2 de abril de 2024]
La decisión de Israel de despacharse a un grupo iraní encargado de
actividades terroristas en el Medio Oriente puede provocar un choque de oferta
negativo a nivel global. De manera espectacular, los israelitas bombardearon la
embajada de Irán en Damasco, Siria, para eliminar al general Mohammad Reza
Zahedi, uno de los principales comandantes del Cuerpo de la Guardia
Revolucionaria Islámica de Irán, y a seis de sus más estrechos colaboradores.
Ese ataque puede desembocar en el escalamiento de la guerra que enfrenta
Israel a través de terceros con Irán. Los principales líderes de ese país
islámico amenazaron con tomar represalias conta Israel y Estados Unidos.
El escalamiento de la guerra en el Medio Oriente se traduciría en una
ruptura o, por lo menos, debilitamiento de la cadena de suministro de crudo que
se suple desde esa región. Ante ese posible evento, cuya probabilidad aumentó
considerablemente después del bombardeo de Israel, el precio del crudo registró
un comportamiento ascendente. El precio del West Texas cerró hoy en 85.38
dólares y se prevé que siga subiendo.
El impacto para la economía dominicana del incremento del precio de los
combustibles sería negativo. Por cada dólar que sube el precio del barril de
petróleo se eleva el déficit de las cuentas externas en 50 millones de dólares
anuales. Si se toma en consideración que el barril de crudo ha aumentado en
casi 13 dólares en lo que va de año, se puede señalar que el efecto anualizado
sobre la cuenta corriente asciende a 650 millones de dólares, equivalente a 0.5%
del PIB.
El aumento de los precios de los combustibles se traduce en un deterioro
de los términos de intercambio y un aumento de los precios internos, que implica
una menor capacidad de demanda de bienes y servicios, reduciéndose el ritmo de
crecimiento económico. Inflación y estancamiento del PIB es el peor de los
mundos.
El gobierno dominicano puede amortiguar o postergar el impacto sobre la
inflación y la demanda de bienes y servicios mediante la ampliación del
subsidio generalizado a los precios de los combustibles, pero se deterioraría
el saldo de las finanzas públicas y se elevaría el nivel de endeudamiento
público. Si el precio del barril de petróleo llegase a los 90 dólares es muy
probable que el gobierno tenga que destinar semanalmente un monto superior a
los ochocientos millones pesos para mantener sin cambios los precios de la
gasolina, el gasoil y el GLP, lo cual en términos anualizados superaría los 40
mil millones de pesos.
El deterioro de las finanzas públicas y el aumento de la deuda estatal
llevaría a que, tarde o temprano, sea necesario incrementar las recaudaciones
tributarias. De manera que lo que no se pague hoy se pagará en el futuro, pero
lamentablemente lo honrará una generación que no se benefició del subsidio
actual.
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