[Escrito el 13 de septiembre de 2023]
En 1994 se inició un proceso de fortalecimiento institucional del Banco
Central de la República Dominicana, que se ha traducido en un mayor grado de
confianza en el peso dominicano. La autonomía del organismo emisor junto a la
sostenibilidad de las finanzas públicas ha permitido al gobierno dominicano una
mejor gestión de su deuda pública.
La exitosa operación de recompra del bono internacional indexado a pesos
dominicanos con vencimiento en 2026 mediante la emisión de un bono también en
pesos con vencimiento a 2035, pone de manifiesto que los agentes económicos
confían en la estabilidad cambiaria y en la capacidad de pago del gobierno
dominicano.
Con la excepción de lo observado durante la crisis bancaria del período
2003-2004, la depreciación anual del peso frente al dólar estadounidense se
sitúa alrededor de un 4%. Esa variación del tipo de cambio es consistente con
el diferencial de inflación anual entre República Dominicana y Estados Unidos,
lo cual es fundamental para mantener la competitividad de la oferta nacional de
bienes y servicios.
El mayor logro del gobernador Héctor Valdez en sus 25 años de gestión
frente al Banco Central ha sido mantener ancladas las expectativas de
inflación, minimizando la volatilidad cambiaria. La aplicación de un marco de
política monetaria basado en metas de inflación desde 2012 ha hecho que la
inflación oscile suavemente dentro del rango meta de 4%±1%.
La estabilidad de precios ha favorecido que la economía crezca de manera
sostenida a una tasa promedio anual de 5%. La certidumbre cambiaria y
estabilidad de precios permiten una correcta asignación de los recursos
productivos, elevando la inversión y la capacidad productiva de la nación. De
acuerdo con un reciente estudio del FMI, ese buen desempeño económico ha hecho
que la República Dominicana sea el país de la región que ha estado convergiendo
más rápido hacia el ingreso promedio de Estados Unidos.
La confianza en el peso permite que el gobierno dominicano pueda ir a los mercados internacionales a colocar bonos soberanos indexados en moneda local. Esto reduce el porcentaje de deuda externa denominada en moneda extranjera, disminuyendo el riesgo cambiario sobre las finanzas públicas. Además, la credibilidad que tiene el peso hace que el plazo de vencimiento del nuevo bono que sustituye al anterior sea mayor, reduciendo el riesgo de refinanciamiento. Esos aspectos son clave para la sostenibilidad de la deuda pública en un entorno caracterizado por turbulencias externas creadas por los países desarrollados.
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