[Escrito el 7 de marzo de 2022]
El presidente Luis Abinader anunció un conjunto de medidas encaminadas a
enfrentar, por el lado de la oferta, la inflación que golpea los bolsillos de los dominicanos. Esto es muy
importante porque el incremento de precios es la principal preocupación de los
agentes económicos, en particular, aquellos de menores ingresos.
El primer mandatario arrancó con una medida que reducirá el nivel y
volatilidad de los precios de los combustibles, los que se mantendrían constantes
mientras el precio del barril del West Texas Intermediate se encuentre entre 85
y 115 dólares el barril. A partir de 115 dólares -hoy se mueve alrededor de 122
dólares por barril- se trasladaría el costo adicional al consumidor, pero sin
aplicar el 16% de ad valorem. Ese subsidio, que se espera se mantenga durante
cuatro meses, implicará recursos que oscilarían entre los 9,600 millones y 16
mil millones de pesos.
El presidente Abinader anunció también que se reducirán a cero los
aranceles a la importación de un conjunto de productos de primera necesidad.
Entre esos se encuentran: aceite refinado; mantequilla y margarina; leche en
polvo; grasas comestibles; pollo; carne de cerdo; y carne de res; entre otros. Para
evitar que esa medida provoque protección efectiva negativa que impacte
desfavorablemente la producción nacional que compite con esas importaciones,
sería conveniente que se reduzcan a cero también los insumos que utilizan los
productores nacionales. Así se protegerá el empleo, tal como desea el gobierno
actual.
El gobierno también anunció que subsidiará con un 10% las importaciones
de maíz, trigo, soya, harina y grasa vegetal, durante un período de 6 meses.
Esto reducirá los costos y, por tanto, los precios de los bienes que utilizan
esos insumos. Esa medida, que costará tres mil millones de pesos, beneficiará la
producción nacional y a los consumidores.
Con relación a los subsidios focalizados, las autoridades continuarán
ejecutando programas especiales de venta de comida, subsidios al gas (Bonogas) y
ventas populares de alimentos a través del INESPRE. Esto implica una
transferencia directa a los segmentos más pobres y vulnerables, amortiguando el
impacto negativo que provoca la inflación generalizada.
A lo anterior hay que añadir el subsidio adicional a la tarifa de
electricidad, el cual, aun cuando el presidente no lo mencionó, podría aumentar
en este año en una suma que podría oscilar entre 300 y 400 millones de dólares.
Dado que en economía no hay comida gratis, se puede señalar que esos
subsidios llevarán al gobierno a reducir el gasto de capital previsto en el
presupuesto para 2022 o tener un mayor déficit y, por tanto, endeudamiento
público.
Considero que al plan de acción del gobierno le falta un Componente vital: aplicar austeridad en ciertos gastos y costos que benefician grandemente a las clases más privilegiadas tanto en entorno economico como político.
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