[Escrito el 2 de marzo de 2022]
Desde principios del año pasado he sostenido que al país le conviene que
el gobierno focalice los subsidios a los combustibles. Esa afirmación se
fundamenta en una herramienta de análisis fiscal que permite determinar el
impacto distributivo de los gastos e impuestos, utilizando los datos de la
encuesta de gastos e ingresos de los hogares.
Casi el 40% del subsidio a los consumidores de combustibles,
cuantificado por la cantidad de impuestos dejados de pagar, es recibido por el
20% de la población de mayores ingresos. En caso de que el subsidio semanal
ascienda a 600 millones de pesos, el monto que reciben los principales
consumidores de gasolina, gasoil y GLP es de casi 240 millones de pesos semanales,
lo cual no es justo ni necesario, pues ese segmento de población puede pagar el
mayor precio de los combustibles. El gobierno pudiese utilizar esos 240
millones de pesos en programas focalizados que beneficien a los pobres. Esa
decisión incrementaría el grado de progresividad de la intervención fiscal en
la economía dominicana, mejorando la distribución de los ingresos.
Un reciente informe sobre pobreza preparado por el Comité Técnico Interinstitucional
de Medición de Pobreza revela la importancia de las ayudas sociales
focalizadas. De acuerdo con ese informe, en 2021 se registró una tasa de
pobreza monetaria de 23.85%, 0.5 puntos porcentuales por encima del nivel
reportado el año anterior.
Y se afirma que las transferencias gubernamentales evitaron que la
pobreza general se colocase en 26.72%; es decir, 2.87 puntos porcentuales por
encima. Esto pone de manifiesto la importancia que tuvieron los programas
sociales FASE I & II, Quédate en Casa y Pa’Ti, que se mantuvieron vigentes
en el primer cuatrimestre del año 2021, beneficiando a los segmentos más pobres
del país. La focalización del subsidio a los combustibles, recursos que
superaron los 13 mil millones de pesos en 2021, pudo haber ayudado al gobierno
a mantener por más tiempo los programas sociales de mitigación de los efectos
del covid-19 o establecer otros programas de ayuda que beneficiaran a los más
pobres.
Esa política de focalización que aquí se recomienda, junto a la
recuperación del empleo registrada en 2021, pudo haberse traducido en un nivel
de pobreza inferior al reportado en 2020, colocando la tasa en niveles cercanos
al 20.91% registrado en 2019. Esto es clave, pues, si el principal componente
de los ingresos de las familias es el ingreso laboral, y el PIB de 2021 fue
4.7% superior al de 2019, no cabe duda de que se pudo haber alcanzado el año
pasado un nivel de pobreza mucho menor que el publicado en ese informe si el
ingreso laboral se hubiese acompañado con mayores y mejores transferencias
sociales.
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