[Escrito el 17 de octubre de 2023]
Los aumentos de precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas
constituyen un problema a ser enfrentado por las autoridades gubernamentales.
En términos interanuales, a septiembre el índice de precios de ese grupo de
bienes arrojó una variación de 8.7%, presionando hacia arriba la inflación
calculada con el índice de precios general.
El Banco Central de la República Dominicana ha logrado su objetivo
nuevamente. La política monetaria logró llevar la tasa de inflación de 9.64% en
abril de 2022 a un 4.4% en septiembre de este año. Asimismo, la inflación
subyacente registró un 4.68% y con tendencia a la baja. Esto permite señalar
que el organismo emisor ha hecho su trabajo al alcanzar la meta de inflación.
El problema de los aumentos de precios de los alimentos se encuentra
fuera del ámbito monetario. Hay varios factores que pueden explicar que en
septiembre el índice de precios de alimentos y bebidas no alcohólicas aumentase
en 1.07%, explicando la mayor parte de la inflación de ese mes.
Entre esos factores se pueden citar.
Baja productividad del sector agropecuario al utilizarse
ineficientemente los factores de producción y los insumos básicos durante el
proceso de producción de alimentos.
Aumento de los costos internacionales de los insumos lo cual ha sido
provocado por la disrupción de la cadena de suministro. El aumento de los
precios de los fertilizantes y de los alimentos que sirven como materia prima,
como es el caso del maíz para la producción de carne de pollo y huevos, se
traduce inmediatamente en una presión sobre los precios. Sin embargo, se
observa que a pesar de que han bajado esos costos en los mercados
internacionales, no se han trasladado esas rebajas al mercado local. Eso significa que hay otros factores que
explican los aumentos de precios de los alimentos.
Otra causa es la elevada concentración de los canales de distribución,
que provoca que a los costos a nivel de finca se les añadan amplios márgenes de
intermediación, traduciéndose esto en altos precios al consumidor.
Lo grave es que aun cuando se lograse reducir la variación de los
precios de los alimentos, los más pobres -cuyo consumo relativo de alimentos es
mayor que el de los ricos- seguirían siendo impactados negativamente, pues el
nivel de precios se mantendría elevado.
Lo anterior lleva a recomendar a las autoridades del sector agropecuario y a las encargadas de la promoción de competencia que trabajen en conjunto para elevar simultáneamente la competitividad agropecuaria y la competencia en el proceso de distribución de alimentos. Así se podrá favorecer a los segmentos más vulnerables de la sociedad.
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