[Escrito el 9 de octubre de 2023]
El mundo se estremeció durante el fin de semana. El salvaje y sorpresivo
ataque de la organización terrorista Hamas contra Israel ha elevado a una
posición extrema la tensión en Medio Oriente. El escalamiento de ese conflicto
bélico a otros países de la región, en particular Irán, pudiese provocar,
además de terribles pérdidas de vidas humanas, un alto costo económico a nivel
global.
El sábado pasado, los terroristas de Hamas localizados en Gaza
bombardearon, asesinaron y secuestraron a población civil israelita. Más de 700
personas fueron víctimas de la barbárica incursión bélica de los palestinos en
Israel. Ante ese ataque, el primer ministro Benjamín Netanyahu declaró el
estado de guerra y anunció el inicio de la retaliación con un masivo ataque
aéreo que ya ha cobrado la vida de 500 personas en Gaza.
De acuerdo con informaciones preliminares, Irán ayudó a Hamas a preparar
el ataque contra Israel. Esto puede agravar el conflicto, pues Israel pudiese
bombardear y declararle la guerra a ese poderoso país islámico. Ese ataque
pudiese involucrar a otros países árabes que se vean en el compromiso de
intervenir en favor de Irán.
El escalamiento de ese conflicto bélico pudiese provocar la ruptura de
la cadena de suministro y la destrucción de la capacidad de producción de
petróleo crudo. Irán, miembro de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo, produce diariamente 3.3 millones de barriles de petróleo, ocupando la
séptima posición entre los principales productores del mundo.
Esto significa que el involucramiento de Irán -y posiblemente otros
países árabes- en el conflicto de Israel con Palestina, reducirá la oferta de
petróleo, provocando un aumento en su precio. Hoy, que se registra una
creciente ofensiva de Israel en Gaza con el objetivo de borrar de la faz de la
tierra a Hamas, el precio del West Texas Intermediate llegó a subir más de 4%,
pasando de 82.81 dólares por barril a 86.45 dólares. En caso de que Israel
decida bombardear a Irán o que Estados Unidos apriete el grado de sanciones a
esa nación, el precio del petróleo superaría fácilmente los 100 dólares por
barril.
El alza de los precios de los combustibles sería un impacto de oferta
negativo, que se traduciría en un deterioro de los términos de intercambio y
mayor inflación. El deterioro de los términos de intercambio equivale a una
transferencia de riqueza de los importadores netos de combustibles, como la
República Dominicana, hacia los países productores de petróleo, como los
miembros de la OPEP. Mientras, el aumento de la tasa de inflación a nivel
internacional implicará mayor tasa de interés y menor ritmo de crecimiento
económico. Dos eventos muy negativos para la economía dominicana.
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