[Escrito el 15 de agosto de 2022]
La decisión del banco central chino de reducir la tasa de interés de
referencia en 10 puntos básicos revela que la segunda economía del mundo se
desacelera. La crisis del mercado inmobiliario y la estrategia de lucha contra
el covid-19, basada en confinamientos rigurosos, han reducido el ritmo de las
ventas al detalle, de la producción industrial y de la inversión, colocándose
la tasa de desocupación entre los jóvenes en un récord de 19.9%. La reacción
inmediata del precio del barril de petróleo a esa noticia fue a la baja,
colocándose el crudo West Texas en 88.38 dólares por barril para una
disminución de 1.1% con relación al cierre anterior.
La desaceleración de China, unida a la posible recesión estadounidense
y/o europea en 2022, se traducirá en una reducción de la demanda de petróleo a
nivel global. Los países exportadores de petróleo, organizados en el cartel de
la OPEP, han reducido la demanda esperada de petróleo para este año en 260 mil
barriles por día. A menor demanda, menor precio, a menos que los productores
también reduzcan la oferta.
Desde junio de este año se observa una tendencia hacia la reducción del
precio del petróleo crudo y, por tanto, de los combustibles blancos. Entre el 8
de junio y hoy, el precio del crudo ha bajado casi 34 dólares, al pasar de más
de 122.11 dólares a 88.38 dólares. Ese precio es el más bajo desde la invasión
de Rusia a Ucrania, lo cual genera optimismo para los países importadores de
combustibles.
Que se mantenga esa tendencia descendente del precio del petróleo es un
evento positivo para la República Dominicana.
En primer lugar, por cada dólar que disminuye el precio del crudo, se
reduce en 50 millones de dólares al año la factura petrolera. Una reducción de
34 dólares implica un ahorro de divisas de 1,700 millones de dólares
anuales.
En segundo lugar, mientras más se acerca a 85 dólares el barril de
petróleo, menor es la cantidad de recursos que debe destinar el gobierno del
presidente Abinader para subsidiar la gasolina, el gasoil y el GLP, entre otros
derivados. Esto significa una mejora de la posición financiera del sector
público.
En tercer lugar, cuando el precio caiga por debajo de los 85 dólares por
barril, los consumidores de combustibles tendrán menores gastos por ese
concepto y, por tanto, mayor capacidad de consumir otros bienes y servicios. Además
de que se reducirá la tasa de inflación por el impacto que tienen los precios
de los combustibles en el IPC general.
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