[Escrito el 29 de agosto de 2022]
El Consejo Nacional de la Empresa Privada propuso recientemente que las empresas realicen un ajuste voluntario de salarios. El objetivo de esa propuesta es mejorar el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores, los cuales han registrado un deterioro por la inflación. La Asociación de Industrias de la República Dominicana y la Organización Nacional de Empresas Comerciales (ONEC) respaldaron la iniciativa de un reajuste de salarios, pero voluntario.
El Consejo Nacional de la Unidad Sindical (CNUS) y la Confederación
Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD) saludaron la iniciativa y
plantearon que se discutiera el ajuste salarial en el Comité Nacional de
Salarios. Representantes de la CNTD solicitan que ese incremento salarial se
sitúe en el rango de 20% a 25% y sea general, lo cual implica que no sea
voluntario y se realice sin importar las condiciones de cada empresa.
Por otra parte, el ministro de Trabajo, Luis Miguel De Camps, invitó a
los representantes del Conep y de diversas centrales sindicales a una reunión
en la institución que dirige para discutir ese ajuste salarial. Para evitar un
deterioro de las condiciones económicas del país, quienes participen en esa
reunión deben tomar en consideración lo siguiente.
La inflación global, que se manifiesta por alzas significativas de los
precios internacionales de los combustibles y alimentos, implica un deterioro
de los términos de intercambio de los países importadores netos de esos bienes
básicos. Eso significa que la población de esos países, entre los que se
encuentra la República Dominicana, se ha empobrecido; obviamente algunas
personas lo han hecho más que otras.
Para recuperar el mismo nivel de vida habría que trabajar más, producir
más y exportar más. De lo contrario, el resultado de esos choques económicos
externos será la reducción del ingreso en términos reales y, por tanto, el
nivel de bienestar se colocará por debajo del prevaleciente antes de la crisis
global.
Un aumento generalizado de salarios, en base a la inflación pasada, es un
intento de que una parte de la población, en este caso los trabajadores
formales, recupere el poder de compra de sus ingresos sin que se registre
previamente un aumento de la producción y productividad. En ese escenario se
registraría un aumento de costos de las empresas, que se trasladaría a los
precios finales, acentuando el proceso inflacionario.
La reacción del Banco Central ante una presión adicional sobre los
precios sería elevar la tasa de interés, pero a un nivel mayor que el que
prevalecería si no se hubiese realizado un incremento general de salarios. El
incremento de los costos laborales unitarios, unido a una mayor tasa de
interés, reduciría la rentabilidad de los negocios y la inversión privada. El
resultado final sería un aumento de la desocupación, que haría que el beneficio
generado por el aumento general de salarios sea transitorio. Algunos se
beneficiarán de mayores salarios, otros, al ser despedidos, perderán el 100% de
su poder de compra.
Por último, y para evitar males mayores, recomiendo a las partes que cuando discutan el posible ajuste salarial lo hagan en base a la inflación esperada y no a la actual o pasada. La experiencia internacional sobre la inflación inercial, así lo aconseja.
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