[Escrito el 11 de mayo de 2022]
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció en septiembre de
2021 que el Bitcoin tendría categoría de moneda de curso legal en su país. El
primer país en el mundo en tomar esa decisión.
El Bitcoin es un activo financiero denominado criptomoneda. En realidad,
el Bitcoin no es una moneda, pues no cumple con las tres funciones básicas que
son: medio de pago; unidad de cuenta; y depósito de valor. El Bitcoin puede ser
un medio de pago, pues permite que entre agentes económicos se realicen pagos
entre sí de manera directa. Pero al tener un precio excesivamente volátil, es
decir, hoy tiene un precio y mañana tiene otro muy distinto, no puede ser
unidad de cuenta, porque los precios de los otros bienes y servicios expresados
en Bitcoin cambiarían excesivamente. Por tanto, tampoco es depósito de valor,
pues al cambiar tanto su precio, los precios de los activos denominados en
Bitcoin pudieran subir o bajar excesivamente.
El presidente Bukele se hizo aprobar una ley que le dio carácter de
moneda de curso legal al Bitcoin y al mismo tiempo invirtió parte de las
reservas internacionales en ese instrumento financiero. Mientras el precio del
Bitcoin en los mercados de capitales ascendía no había problemas. Bukele pudo
por algunos meses exhibir ganancias de capital por sus tenencias de reservas
internacionales denominadas en Bitcoin. Para esta fecha, con el precio del
Bitcoin a la mitad y en vez de aceptar su error, Bukele compró el lunes pasado
500 monedas adicionales.
A pesar del éxito transitorio, numerosas voces le advirtieron a Bukele
que abandonara el uso de Bitcoin como moneda de curso legal en la economía
salvadoreña. El FMI, en su Artículo IV de enero de 2022, le advirtió que la
adopción de una criptomoneda como moneda de curso legal tenía grandes riesgos
para la integridad financiera, estabilidad del sistema financiero y la
protección del consumidor, además de crear pasivos contingentes. También le
informaron a Bukele su preocupación sobre los riesgos asociados con la emisión
de bonos respaldados por Bitcoins. Esa situación se complicaba por el estrés de
las finanzas públicas generado por un déficit público superior al 5% del PIB,
que alimenta una deuda pública que supera el 80% del PIB.
Visto el caso de El Salvador, la lección es la siguiente. En economía no
se debe querer estar excesivamente a la moda, a menos que se haya evaluado su
impacto con técnicas econométricas modernas, como las que han sido premiadas
con el Nobel de Economía. Sobre todo, hay que evitar experimentos con la moneda
y el sistema financiero, pues, si se pierde la credibilidad como lo refleja la
tasa de rendimiento de la deuda, habría una ruptura del flujo de recursos internacionales
que son imprescindibles para que la economía siga expandiéndose
sostenidamente.
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