[Escrito el 23 de noviembre de 2021]
La industria farmacéutica dominicana es una de las actividades productivas más dinámicas del país. Por décadas se ha venido modernizando, convirtiéndose en una industria eficiente y capaz de suplir a precios muy competitivos más del 60% de todas las unidades de medicamentos que se consumen en el país.
La métrica de su desempeño es muy contundente. De los principales diez
suplidores de medicamentos en el mercado local, siete son dominicanos. Y ese
éxito ha sido alcanzado sin tener ninguna protección comercial -arancelaria o
no arancelaria- frente a los competidores extranjeros; es más, puedo afirmar
que el éxito lo ha logrado a pesar de haber sido golpeada por la existencia de protección
efectiva negativa.
Hoy, laboratorios Lam, uno de los líderes de la industria farmacéutica
dominicana, dio un paso de avance verdaderamente extraordinario al inaugurar
una planta industrial con estándares de calidad mundial. De acuerdo con su
presidente, mi buen amigo Pavel García, la inversión superó los tres mil
millones de pesos, lo cual le permitirá aumentar en 800% su capacidad de
producción. Esa inversión se traducirá en mayor disponibilidad de medicamentos
para el mercado local y en una mayor oferta para la exportación, lo que implica
la necesidad de contratar 500 nuevos empleados.
El presidente Luis Abinader, que participó en la inauguración de la
nueva planta industrial de laboratorios Lam, reconoció que la industria
farmacéutica nacional está por encima del promedio del sector industrial
dominicano. Y en eso tiene razón. Esa industria, la cual conozco muy bien,
exhibe un extraordinario grado de competencia que la empuja a ser más eficiente
de manera continua, beneficiando a los consumidores.
Durante la crisis provocada por la pandemia, la industria farmacéutica
nacional trabajó con todo el cuidado requerido, protegiendo a sus colaboradores,
para lograr que los pacientes dominicanos tuviesen acceso a los medicamentos
necesarios para enfrentar esa enfermedad. A pesar del cierre de la mayoría de
las actividades productivas y del toque de queda, no hubo escasez de medicinas.
La industria farmacéutica aceptó el reto y cumplió con creces su misión:
asegurar que nuestra gente dispusiera siempre de medicamentos de alta calidad a
precios muy competitivos.
El presidente Abinader afirmó también que su gobierno apoyará al sector industrial farmacéutico. Señaló que el BANDEX abrirá una línea de financiamiento para apoyar proyectos del sector salud, incluyendo a la industria farmacéutica. Yo le recomendaría que evalúe la posibilidad de aplicar políticas como la estadounidense que, a través de las compras públicas, estimula a su manufactura. En el caso dominicano, PROMESE pudiese ser un elemento clave para el aprovechamiento de las economías de escala de la industria farmacéutica nacional.
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