[Escrito el 16 de marzo de 2021]
Ayer comenzó a circular en los medios y redes
sociales un reporte elaborado por dos técnicos de la Universidad de Duke que
contiene un análisis comparado de la ceniza, supuestamente proveniente de la
Central Termoeléctrica Punta Catalina, y la ceniza de la cuenca de los
Apalaches de los Estados Unidos.
Las personas que enviaron a analizar esa ceniza,
y que difundieron de manera tergiversada los resultados de la investigación,
son las mismas que han atentado desde sus inicios contra la viabilidad de Punta
Catalina, principal fuente de electricidad de la República Dominicana. En
consecuencia, dado que en el reporte no se explica cuál fue el procedimiento
que se llevó a cabo para tomar la muestra de cenizas, no se puede dudar de que
ese subproducto haya sido adulterado por esas partes interesadas. A pesar de
esa duda, procedo a presentar los resultados del estudio de manera objetiva.
La primera conclusión, que ayer no fue
mencionada en la nota de prensa que circuló, es que la concentración de
diversos elementos metálicos en la ceniza de Punta Catalina es menor que la
concentración en la ceniza proveniente del carbón de la cuenca de los
Apalaches. La ceniza de Punta Catalina sólo tiene mayor concentración de calcio
y boro que la ceniza de los Apalaches, lo cual se explica por la tecnología
utilizada por Punta Catalina en su sistema de control de calidad de aire y
captura de gases.
El informe también indica que la ceniza de
Punta Catalina tiene menor concentración de elementos tóxicos que la ceniza del
carbón de los Apalaches. En efecto, la muestra de ceniza de Punta Catalina
presentó menor concentración de arsénico, selenio, molibdeno, antimonio y talio
que el registrado en la ceniza del carbón de los Apalaches.
Al compararse con el suelo común, el resultado
de ambas cenizas es que tiene una mayor concentración de todos esos elementos,
tóxicos y no tóxicos. No obstante, resalta el hecho de que la ceniza de Punta
Catalina tenga menor concentración de esos elementos tóxicos que su contraparte
proveniente de los Apalaches.
El reporte indica que cuando se realiza el
análisis en el Marco de Evaluación Ambiental de Lixiviación (LEAF, por sus
siglas en inglés) se tiene como resultado que la ceniza de Punta Catalina tiene
menor concentración de elementos en la prueba de lixiviado que la que tiene la
ceniza de los Apalaches. Al comparar con el agua de tomar se llega a la
conclusión de que en el lixiviado de ambas cenizas tiene un mayor contenido de
metales. Eso es obvio. Todo lixiviado tiene una mayor concentración de elementos
que los que tiene el agua de tomar.
Por último, el reporte recomienda que se
gestione adecuadamente la ceniza de Punta Catalina para que el lixiviado no contamine
las aguas subterráneas. Afortunadamente, el diseño del depósito de cenizas
cumple con los estándares internacionales y está construido con diversos
sistemas de protección del subsuelo que impiden que el lixiviado pueda llegar a
las aguas subterráneas.
De esto se desprende que una buena gestión de
ese depósito de cenizas, unido al uso de ese subproducto en el sector
construcción, permite la operación de la Central Termoeléctrica de Punta
Catalina de manera compatible con el medio ambiente, tal como fue previsto
desde su concepción.
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