[Escrito el 5 de marzo de 2021]
En la rueda de prensa celebrada el 24 de
febrero en el Palacio Nacional para hablar del subsidio a los precios de los
combustibles, con la presencia del ministro de Hacienda, Jochy Vicente, y del
Ministro de Economía y Desarrollo, Miguel Ceara, el ministro de Industria y
Comercio declaró que en agosto de 2020 el Estado Dominicano estaba quebrado. Me
imagino que el ministro de Hacienda, Jochy Vicente, habrá pensado en ese
momento: “tierra, trágame.”
Hay que recordar que el ministro Vicente es la
cara del gobierno frente a los inversionistas internacionales, quienes
adquieren los bonos soberanos emitidos por ese Estado quebrado. Los datos
ofrecidos por el ministro de Hacienda a los inversionistas, que se encuentran
plasmados en el Memorando de Oferta, deben describir con exactitud la situación
financiera actual y esperada de las finanzas públicas. Esa información permite
estimar, con un determinado rango de precisión, el riesgo de incumplimiento del
emisor y, por lo tanto, determinar la tasa de interés que está dispuesto a recibir
el inversionista como cupón de esa deuda.
El gobierno del presidente Abinader colocó
bonos soberanos en septiembre y diciembre de 2020 y en enero de 2021, por un
total de 7,566 millones de dólares. Nunca en la historia se había colocado
tanta deuda soberana dominicana en tan corto tiempo. En consecuencia, queda
claro que los inversionistas recibieron información de parte del gobierno que
les hizo pensar que el Estado Dominicano es solvente, y que ese nivel de
déficit público era transitorio. Debe destacarse que entre agosto de 2020 y
enero de 2021 no se hizo nada para mejorar significativamente las finanzas
públicas, de hecho, el déficit fiscal para 2020 que se presupuestó en el
entorno del 2.2% del PIB cerró el año en 7.7% del PIB, equivalente a 345 mil
millones de pesos.
La reciente afirmación del ministro Ito Bisonó,
de que el Estado estaba quebrado en agosto de 2020, sugiere que el gobierno del
presidente Abinader al momento de realizar el roadshow para la
colocación de la deuda suplió información incorrecta o falsa (misreporting)
del estado actual de las finanzas públicas. Si el ministro de Hacienda hubiese
dicho en septiembre a los inversionistas que el Estado estaba quebrado, la tasa
de interés de colocación de la deuda soberana, en caso de cierre de la
operación, hubiese sido considerablemente más elevada.
Y a las calificadoras de riesgo, Moody’s, Fitch
y Standard & Poor’s, ¿se les dijo que el Estado estaba quebrado, según
opina Ito?
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