[Escrito el 29 de noviembre de 2016]
La remuneración de los
trabajadores está en función de su productividad. Si la persona es muy
eficiente, porque está educada, tiene experiencia y está bien entrenada en lo
que hace, el mercado le paga mejor que a otra que no es eficiente.
El mercado de los
deportes es un ejemplo. Los jugadores de béisbol que pegan mayor cantidad de
hits, jonrones y empujan más carreras obtienen mejores contratos. Los jugadores
de futbol que meten mayor cantidad de goles reciben mejores ingresos. En esos
casos la remuneración está en función de los resultados que obtiene el jugador.
Los funcionarios
públicos también deberían ser remunerados por resultados.
El salario de los
maestros debe ajustarse en función del desempeño académico de sus alumnos. Si
estos aprenden más con un determinado profesor, pues se le debería ajustar el
salario en base a ese resultado. Cabe recordar que un niño mejor educado se
traducirá en un adulto con capacidad de generar mayores ingresos y de pagar más
impuestos. En consecuencia, su maestro se merece compartir, en el presente,
parte de ese éxito futuro.
El salario de los
médicos debe estar en función de su aporte a la salud de los pacientes. Una
persona saludable puede trabajar más y obtener mayores ingresos. El médico se
merece compartir parte de ese éxito.
Los funcionarios de
organismos reguladores deben ser remunerados en función del desempeño de la
actividad regulada. Esto promovería que las regulaciones que afectan a los
sectores de electricidad, telecomunicaciones, financiero y salud, entre otros,
se diseñen de manera que maximicen el comportamiento y sostenibilidad económica
y financiera de esas actividades. Un elemento que sería muy positivo para el
desarrollo económico y social de la nación.
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