[Escrito el 21 de marzo de 2016]
En palabras
del presidente Barack Obama, el objetivo de su viaje a Cuba es continuar los
esfuerzos que puedan mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano. Esto
significa que la meta es que los empresarios estadounidenses realicen negocios
en esa nación, creando valor agregado que eleve los ingresos de los cubanos.
Para lograr
ese objetivo es indispensable ejecutar varias reformas.
La más
importante es la creación de un régimen de propiedad privada que permita la
acumulación de capital en manos extranjeras y cubanas. Esto permitiría que los
capitales internacionales puedan aprovechar la elevada productividad de una
mano de obra altamente calificada.
El
establecimiento de un sistema de precios libre también es un requisito
indispensable para que se puedan hacer buenos negocios. Los precios en Cuba,
comenzando con los salarios, están muy distorsionados, pues no reflejan las
preferencias del consumidor ni los costos de producción. Basta con observar los
salarios de médicos, enfermeras, maestros, ingenieros o jugadores de béisbol
para darse cuenta de que no están relacionados con el capital humano acumulado
ni con la productividad del perceptor de ingresos.
Un sistema
financiero eficiente, que permita la transformación del ahorro en inversión, es
necesario para estimular la asignación óptima de los recursos productivos. Las
tasas de interés deben reflejar las preferencias intertemporales de los
consumidores. Esto ayudaría a que una parte del valor agregado se transforme en
nueva inversión, favoreciendo así la acumulación de capital real.
No he dicho
nada sobre las reformas institucionales requeridas. Lo haré en el próximo
comentario.
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