[Escrito el 6 de enero de 2016]
2016 será
un año de mucho cuidado. Los países latinoamericanos continuarán sufriendo el
deterioro de sus términos de intercambio al mismo tiempo que se incrementan sus
problemas en las finanzas públicas, se reduce el crecimiento económico, aumenta
la inflación y se deprecian sus monedas. Esa situación económica pudiera
provocar una ruptura de los flujos financieros hacia esa región.
En agosto
de 1982, Jesús Silva-Herzog, Ministro de Hacienda de México, telefoneó a
Jacques de Larosière, Director Gerente del FMI, para informarle que su gobierno
no estaba en condiciones de honrar el servicio de la deuda pública externa
debido al aumento en las tasas de interés internacionales explicado por la
política monetaria restrictiva de la Reserva Federal. Esa llamada provocó una masiva fuga de
capitales que desencadenó la crisis de la deuda soberana de los años ochenta en
Latinoamérica.
En el
período 1982-1985, la República Dominicana enfrentó serias dificultades para
obtener financiamiento internacional. Esto la llevó a firmar varios acuerdos de
facilidad ampliada con el Fondo Monetario Internacional con el objetivo de
ajustar la economía. El gobierno tuvo que adoptar medidas fiscales, monetarias
y cambiarias que redujesen el déficit público y de las cuentas externas, para
elevar así la capacidad de cumplir con el servicio de la deuda pública externa
en un entorno internacional caracterizado por la fuga de capitales.
Ante la
posibilidad de que se agraven las condiciones económicas de Latinoamérica,
recomiendo que la política fiscal del país sea prudente, para así mantener la
confianza de los inversionistas internacionales en la República Dominicana.
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