[Escrito el 17 de septiembre de 2015]
La
publicación realizada por el gobierno de los indicadores de pobreza revela que
existe una estrecha asociación entre educación y pobreza. En promedio, las
personas menos calificadas son las más pobres. Por eso, en la zona rural –donde
la población tiene menor nivel educativo- la pobreza asciende a un 40.6% y en
la zona la urbana se coloca en 28%.
La línea de
pobreza general representa el nivel de ingreso mensual per cápita que se necesita
para adquirir los bienes y servicios básicos requeridos para tener un nivel de
vida adecuado. La línea de pobreza general a nivel nacional a marzo de 2015 se
estimó en 4,529.3 pesos por persona. Y a nivel de hogares con cuatro miembros,
la línea de pobreza nacional es de 18,117 pesos al mes.
Si se asume
que una persona universitaria trabaja 44 horas a la semana, su nivel de ingreso
mensual oscilaría alrededor de 24,390 pesos. Si se asume un hogar donde sólo
trabaje el padre universitario, su nivel de ingreso sería suficiente para
colocarse por encima de la línea de la pobreza. Ese hogar no sería pobre.
En
contraste, un hogar encabezado por una persona con nivel de educación básica
sólo recibiría ingresos por 12,237 pesos al mes, colocándose por debajo de la
línea de pobreza. Esto demuestra que aquellas personas que tiene más posibilidad
de alcanzar un grado universitario son las que tienen mayor probabilidad de
vivir por encima de la línea de pobreza.
De esto se
desprende que una política pública para enfrentar la pobreza es invertir
masivamente en educación.
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