(Escrito el 14 de agosto de 2015)
La
República Dominicana es una economía pequeña y abierta. Esto significa que su
crecimiento sostenido depende de sus exportaciones de bienes y servicios. Si
las ventas al exterior aumentan y los ingresos por turismo se expanden, el
valor agregado y el empleo se mantendrían sobre trayectorias ascendentes,
mejorando el nivel de bienestar de la sociedad.
A pesar de
la presencia de las exportaciones de oro y del descenso de los precios internacionales
de los combustibles el déficit de la balanza de bienes se colocó en 1,600.5
millones de dólares en el primer trimestre de 2015. Afortunadamente, la balanza
de servicios, donde se registran los ingresos por turismo, arrojó un superávit
de 1,301.2 millones de dólares en el mismo período y las remesas familiares, flujo
que se origina por las exportaciones de dominicanos, alcanzaron los 1,214.5
millones de dólares.
El reto de
la economía dominicana es aumentar las exportaciones de bienes. Para esto se
requieren reformas que estimulen a los sectores productivos nacionales a
colocar sus bienes de manera competitiva en los mercados extranjeros.
El gobierno
podría ayudar mucho, llevando de la mano a las empresas nacionales, en
particular a las pequeñas y medianas, a distintos mercados tal como lo hace
Alemania. Y esto se debería complementar con medidas que eleven la
productividad laboral, que reduzcan los costos de energía y que permitan el
acceso al financiamiento a mediano y largo plazo. El resultado sería un mayor
valor de las exportaciones y bienestar para la población.
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