(Escrito el 25 de agosto de 2015)
Existe
amplia evidencia internacional que revela que el sector financiero es una pieza
clave para el desarrollo económico. La actividad financiera transforma el
ahorro en inversión, elevándose la capacidad de crecimiento del PIB real. Esto
incrementa el nivel de ingreso de la población, mejorando las condiciones de
vida de la población.
La
estabilidad macroeconómica y una buena supervisión bancaria son condiciones
indispensables para que el sistema financiero opere adecuadamente. La confianza
de los agentes económicos les lleva a colocar su excedente de recursos en la
banca, lo cual permite satisfacer la demanda de préstamos de consumo e
inversión que se crea cuando existe confianza en el futuro de las ventas. Si se
proyecta un crecimiento de la economía los negocios toman préstamos para
capital de trabajo y para expandirse.
De acuerdo
a estadísticas de la Superintendencia de Bancos, el crédito al sector privado registró
un crecimiento interanual al mes de junio de un 14.5%. Los sectores que mayor
dinamismo alcanzaron en la expansión de la cartera de crédito son construcción
(38%), comercio (13.7%) e industrias manufactureras (12.6%).
En la
República Dominicana se ha demostrado que el financiamiento tiende a expandir a
las micro, pequeñas y medianas empresas. En ese contexto, queda claro que,
además de la estabilidad macroeconómica y la buena supervisión bancaria, los
programas públicos que promueven el acceso al financiamiento son clave para que
las mipymes aumenten su nivel de producción, ventas y capacidad de creación de
empleo. Algo indispensable para el desarrollo económico y social.
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