En una investigación sobre los maestros en la República
Dominicana se concluyó que los bachilleres que deciden convertirse en maestros
no son los mejores. Esa tendencia se ha mantenido y constituye un reto nacional
revertirla. [Véase Dauhajre, A. y J. Aristy-Escuder (2002), “República
Dominicana: remuneraciones e incentivos desligados del desempeño.” En Navarro,
J.C. (2002), ¿Quiénes son los maestros? Carreras e incentivos docentes en
América Latina. Banco Interamericano de Desarrollo. Washington, D.C.]
El desarrollo de la República Dominicana depende del
esfuerzo que se ponga en el fortalecimiento de la preparación de los maestros. Raj
Chetty y John Friedman de Harvard University y Jonah Rockoff de Columbia
University publicaron recientemente estudios que revelan que la calidad del
maestro no sólo influye sobre el desempeño de los estudiantes en las escuelas,
sino también sobre los ingresos que obtendrán los estudiantes durante su vida
laboral. [Citado por la
revista The Economist en octubre 12.]
Para mejorar la calidad del maestro es indispensable
establecer una remuneración que permita atraer a los mejores bachilleres al
magisterio. Además, debe establecerse un programa de incentivos monetarios que
estén atados al desempeño de los estudiantes de cada maestro, como podría ser
reflejado por las notas de las pruebas nacionales -las cuales deberían ser impartidas bajo estrictos controles de seguridad.
También se debería llevar a cabo una evaluación de los
maestros actuales para diseñar e impartirles los cursos necesarios para que
puedan elevar su preparación docente. Esto permitiría mejorar su productividad
en el aula e incrementar así sus ingresos a niveles comparables a los que obtienen otros
profesionales en el sector privado.
Para llevar a cabo el entrenamiento de los actuales y
futuros maestros se podría importar entrenadores de España y otros países
hispanoamericanos, lo cual elevaría el aporte del maestro dominicano al
desarrollo nacional.
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