La
economía dominicana se ha informalizado en años recientes. El indicador más
revelador de esa informalidad es el mercado laboral. De cada 100 personas que
reciben ingresos monetarios, 55 trabajan en actividades informales.
Eso
significa que son empleados que no reciben salario mínimo, que no son
protegidos por el Código Laboral y que no se benefician de la seguridad social.
En ese contexto, se puede decir que son personas que no están acumulando un
ahorro que les permitiría tener una pensión cuando termine su vida laboral
activa. Además, la informalidad implica
que no tienen seguro de salud y, en consecuencia, tienen que disponer de sus
recursos corrientes o endeudarse para poder pagar los servicios médicos.
El
grado de informalidad también se demuestra al analizar el mercado de seguros en
el país.
En
2012 las primas netas cobradas ascendieron a 29,201 millones de pesos,
arrojando una tasa de crecimiento promedio anual de un 8.3% entre 2007 y el año
pasado. No obstante, al comparar la evolución de esas primas netas con el PIB
se observa una tendencia a la disminución, al pasar de 1.44% en 2007 a un 1.26%
del PIB en 2012.
El descenso de las primas como porcentaje del PIB significa
que la economía que se expande es aquella que no adquiere seguros contra
incendios, robos, huracanes, accidentes de tránsito, entre otros.
Y esto revela que crece la economía informal, la cual no paga
impuestos, provocando que pocos contribuyentes tengan que soportar toda la carga tributaria. Totalmente
injusto.
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