El mercado laboral
discrimina en contra de la mujer. Esa es una falla fundamental que tiende a
reducir entre un 20 y un 30% el ingreso promedio de la mujer con relación a la
remuneración que recibe un hombre con la misma educación y por el mismo trabajo
y esfuerzo.
¿Qué condición o
característica diferencia, en términos laborales, a una mujer y a un hombre que
tienen la misma preparación académica y la misma experiencia laboral? A mi
entender, la maternidad es la única diferencia entre un hombre y una mujer.
En la actualidad, la
participación global de la mujer en el mercado de trabajo es de apenas un 45%,
mientras la del hombre es de un 68.1%. En otras palabras, de cada 100 mujeres,
55 están laboralmente inactivas porque el extraordinario trabajo que realizan
en sus hogares les impide aceptar un
puesto de trabajo remunerado.
Más grave es que la
mujer que sí participa activamente en la fuerza laboral tiene una tasa de
desempleo que es más del doble que la que afecta a los hombres. En octubre de 2012 la tasa de desempleo ampliada
de las mujeres ascendio a un 22.1%, mientras que la de los hombres fue de un
9.8%, arrojando la tasa de desocupación promedio un 14.7%.
Mayores trabas para
trabajar fuera del hogar, menores puestos de trabajo y menor remuneración dada
su educación y experiencia se traduce en menores ingresos para la mujer. Esto
es equivalente a un impuesto que reduce el ingreso disponible de la mujer simplemente por
razones de maternidad.
Por eso los hogares
con jefatura femenina tienen mayor probabilidad de ser pobres, haciendo que la
pobreza tenga cara de mujer.
El gobierno puede y
debe enfrentar esa discriminación laboral. Mi recomendación es que se reduzca
la tasa de impuesto sobre la renta a las mujeres, compensándose el costo que la
sociedad le cobra simplemente por ser la responsable de la maternidad.
Pero, ¿y aquellas mujeres que están exentas del ISR las cuales son las jefas de hogares pobres?
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