[Escrito el 12 de diciembre de 2022]
Uno de los principales retos macroeconómicos en el año 2023 es mantener
el crecimiento del producto interno bruto real cerca del potencial. Este año,
con el apoyo de la recuperación de las actividades turísticas, el incremento
del valor agregado de las zonas francas industriales y el aumento de las
remesas familiares provenientes principalmente de los Estados Unidos se ha
logrado registrar un crecimiento económico que cerrará en el entorno del 5%.
El año que viene será más difícil. El crecimiento del turismo será
menor, pues se proyecta que Estados Unidos y Europa registren una fuerte
desaceleración económica o, peor aún, entren en una fase recesiva. El aumento
de la tasa de interés a nivel internacional, que implica mayores tasas de
rendimiento de los bonos soberanos dominicanos, y la reducción del ahorro
generado por los ingresos extraordinarios recibidos a través de transferencias gubernamentales
durante la pandemia del covid-19 se traducirán en menores remesas y menor
demanda de bienes y servicios, en particular de ocio y turismo.
Ante esa situación, el gobierno dominicano debe tomar algunas medidas internas
que amortigüen el efecto negativo que tendrá ese entorno internacional recesivo.
Por el lado del gasto público, el gobierno debe mejorar la inversión en
infraestructura. En lo que va de año se registra una subejecución de un 31% del
gasto de capital con relación al monto presupuestado. De acuerdo con un
interesante artículo publicado hoy por el doctor Andrés Dauhajre hijo en el
periódico El Caribe, solo el Ministerio de la Vivienda y Edificaciones, con una
relación del gasto de capital a gasto corriente de 8.1, muestra un nivel de
eficiencia en la ejecución de inversiones públicas comparable con los mejores países
de América Latina. Las demás instituciones públicas, como el Indrhi, 2.5; Obras
Públicas, 2; Inapa, 1.3; y CAASD, 0.9, podrían mejorar significativamente su
capacidad de ejecución de inversión pública. Mientras lo hacen, no cabe duda de
que el gobierno pudiese apoyar el crecimiento de la economía en 2023 a través
del aumento de la construcción de viviendas que ejecuta el MIVED.
Por otro lado, es necesario orientar el gasto corriente hacia los
suplidores nacionales, en particular pequeñas y medianas empresas, para así aumentar
el efecto de expansión o multiplicador del valor agregado nacional. Esto se
traduciría en un aumento de la productividad, de la producción y del empleo,
mejorando el nivel de ingresos promedio de segmentos de población de menores rentas.
El caso de los medicamentos es ilustrador. La industria farmacéutica
nacional suple en la actualidad el 60% del mercado nacional, pero una parte
significativa de las compras del Programa de Medicamentos Esenciales (PROMESE)
es suplida por empresas farmacéuticas de la India. Si el gobierno dominicano
redirige esas compras hacia la industria farmacéutica nacional, al igual que se
hace en otros países, se estaría acelerando el ritmo de crecimiento y
modernización de ese importante sector productivo nacional, que demostró ser
fundamental durante la pandemia del covid-19, mejorando su productividad,
competitividad y aporte al bienestar de la sociedad.
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