[Escrito el 4 de enero de 2022]
El Banco Central de la República Dominicana tiene una estrategia
monetaria basada en metas de inflación. Las decisiones monetarias que adopta
tienen como prioridad que la tasa de inflación observada converja a un objetivo
de inflación, utilizando la tasa de interés de corto plazo como principal
instrumento de política. Dado que la tasa de inflación interanual al mes de
noviembre se colocó en 8.2%, superando la meta de 4%±1%, el organismo emisor decidió
aumentar a finales de diciembre la tasa de interés de política monetaria en 100
puntos básicos, llevándola de 3.5% a 4.5% anual, que es el nivel pre pandémico.
En su comunicado de política publicado el 30 de diciembre, el Banco
Central señaló que la decisión de aumentar la tasa de interés de referencia se
fundamenta en la evaluación del impacto del covid-19 sobre la economía global y
la persistencia de las presiones inflacionarias de origen externo.
Al analizar la variación de los precios de los productos que se consumen
en el país, se concluye que los principales aumentos se relacionan con el
comportamiento de los precios de los insumos y bienes de consumo importados. Aceite
de soya, pollo fresco, huevos, pan y combustibles, son algunos de esos bienes
que en su estructura de costos tienen una elevada ponderación importada.
El incremento de la tasa de interés reducirá la demanda agregada
nacional, consumo e inversión, quitándole presión a la inflación. Asimismo, esa
decisión monetaria tenderá a apreciar el peso dominicano o, por lo menos,
reducirá su ritmo de depreciación, disminuyendo la presión que ejerce la
inflación importada sobre los costos y precios domésticos. La apreciación del
peso hace que los insumos y productos finales importados sean más baratos.
El alza de la tasa de referencia provocará un aumento gradual de las
tasas de interés activas y pasivas. Esto desacelerará el ritmo de crecimiento
del PIB, que se proyecta sea de 12% en 2021. Se prevé que esas medidas de
normalización monetaria eviten el sobrecalentamiento de la economía, llevando
el ritmo de crecimiento del PIB al entorno del 5.5% en 2022, tasa cercana a la
variación del producto potencial. Esto ayudará a mantener ancladas las
expectativas de inflación, facilitando la convergencia a la meta de inflación
dentro del horizonte de política monetaria.
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