[Escrito el 13 de octubre de 2020]
En el reporte Perspectivas de la
Economía mundial del mes de octubre, el Fondo Monetario Internacional, proyecta
que la República Dominicana decrecerá (-6%) de manera más acentuada que el
producto global (-4.4%), más que las economías avanzadas (-5.8%) y más que las
economías de mercados emergentes y en desarrollo (-3.3%). El consuelo, si así
se puede llamar, es que el comportamiento de la economía nacional será mejor
que el de América Latina y el Caribe (-8.1%).
Ese organismo internacional también
proyecta un significativo deterioro de las cuentas externas. Específicamente,
pronostica que el déficit de la cuenta de la balanza de pagos subirá de un 1.4%
del PIB en 2019 a 6% del PIB en 2020.
Tal como afirma en ese reporte Gita
Gopinath, la brillante y poderosa economista principal y directora de
investigaciones del Fondo, estos son tiempos difíciles, pero hay razones para
tener esperanza. Ella plantea que la aplicación de política monetaria
expansiva, como la ejecutada por el Banco Central de la República Dominicana,
junto a la puesta en marcha de transferencias a los hogares y a las empresas
han evitado, hasta ahora, una catástrofe financiera como la registrada en el
período 2008-2009.
En el caso de la República
Dominicana hay ministros que promueven el optimismo y la esperanza, pero haciendo
afirmaciones que no son reales. Ese es el caso del ministro Administrativo de
la Presidencia, José Ignacio Paliza, quien señaló que el gobierno ha
“recuperado la confianza, reputación y garantía en las inversiones privadas,”
lo cual, según él, se traducirá en grandes proyectos de inversión extranjera. La
pregunta que habría que hacerle al ministro Paliza es: ¿Cuándo se perdió esa
confianza que fue necesario recuperarla? Los datos son los que hablan y
desmienten. Entre 2013 y 2019, el país recibió inversión extranjera directa por
17,929 millones de dólares, la mayor suma de la historia dominicana.
Afortunadamente, los inversionistas extranjeros
siguen confiando en el país, lo cual ayudará a financiar el déficit de cuenta
corriente de 4.5% del PIB, proyectado por el FMI para 2021. Esto es muy
importante, pues ese déficit será mucho mayor que el promedio registrado en el
período 2013-2019 (1.9% del PIB).
Por último, en lo que se recupera el turismo, que es el sector más abatido por la pandemia, le recomiendo al gobierno que, para evitar la quiebra de empresas y un vertiginoso aumento del desempleo, mantenga después de enero de 2021 el programa FASE, así como los programas Quédate en Casa y PA’TI. Esa es una medida que reduciría la probabilidad de que se deteriore la calidad de la cartera de la banca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario