[Escrito el 12 de septiembre de 2014]
La inversión pública puede ser un apoyo importante para el
desarrollo nacional. La creación de infraestructura básica, como carreteras,
puertos, aeropuertos, presas, canales de riego, estimula la actividad económica
e induce a que el sector privado aumente su inversión.
En ese caso las inversiones, pública y privada, son
complementarias. Un aumento de la pública eleva la privada.
Lamentablemente, esa correlación no es siempre positiva. Si
la inversión pública crece en exceso y absorbe una gran cantidad de recursos
financieros domésticos, se produce un desplazamiento hacia abajo de la
inversión privada.
En el 2012, la inversión pública, como porcentaje del PIB,
se expandió en tres puntos porcentuales, llegando a un 6.6% del PIB. Ese
aumento de la inversión creó un déficit público de 6.7% del PIB, lo cual
provocó un estado de incertidumbre que disminuyó la inversión privada en cinco
puntos porcentuales. La consecuencia de la reducción de la inversión privada
fue la disminución del rimo de crecimiento del PIB real a un 2.7%.
En contraste, en 2013, la reducción del déficit del sector
público no financiero a un 3.6% del PIB creó las condiciones para que la
inversión privada se expandiera, colocándose en un 17.6% del PIB, lo cual
–junto al aumento de las exportaciones- aceleró el ritmo de crecimiento
económico hasta colocarlo en un 4.6%.
Esto demuestra que se puede crecer más con un menor déficit
público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario