Los griegos vuelven a sus andanzas. En el pasado engañaron a
los troyanos. Ahora les toca el turno a los europeos.
Desde que se descubrió que el gobierno maquillaba los datos
sobre su déficit fiscal, Grecia no ha dejado de sorprender al mundo con
agujeros financieros más y más grandes.
El Fondo Monetario Internacional anunció ayer que ese país se
quedaría corto en el financiamiento hacia finales de 2015 por la suma de 14,600
millones de dólares. E incluso, afirmó el Fondo, esa brecha financiera sería
mayor si la tasa de crecimiento económico fuese menor a la esperada.
La situación de la deuda griega es tan dramática que se
piensa que será necesario realizar un recorte a la deuda que se originó durante
su rescate que se inició hace tres años. Hasta los recursos del FMI se
encuentran en peligro de perderse en el agujero negro que representa las
finanzas griegas.
Esa brecha financiera obligará a los bancos alemanas a
aceptar mayores pérdidas en el valor de sus préstamos otorgados a Grecia. Algo que sería muy costoso
políticamente para Angela Merkel.
Y si a pesar de ese
recorte la situación financiera en Grecia no mejora, aumentaría
significativamente la probabilidad de que ese país sea expulsado del euro.
Al final creo que eso sería lo más conveniente para todos. Grecia
devaluaría su moneda y volvería a crecer. Y la zona euro continuaría su
consolidación alrededor de las economías más grandes y eficientes.
La trampa está ahí como elemento fundamental en el mantenimiento de ese lio.
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