En la sesión de preguntas y respuestas llevada a cabo después de un discurso que pronunció el miércoles pasado el presidente de la Reserva Federal, Ben
Bernanke, señaló que la economía estadounidense todavía necesitaba una política
monetaria altamente acomodaticia en el
futuro inmediato.
Esas palabras se tradujeron en el aumento del precio de las
acciones. El índice Dow Jones subió ayer jueves un 1.1%; el S& P 500 aumentó un 1.4%; y
el Nasdaq se incrementó en un 1.6%.
La expectativa de una política monetaria flexible también
redujo el rendimiento de los títulos del tesoro, lo cual disminuye el costo de
financiamiento de los países emergentes, como la República Dominicana.
Además se registró un incremento de 36.40 dólares en el
precio del oro, situándose la onza troy en 1,283.80 dólares.
El comportamiento de esas variables es un reflejo de la
extraordinaria sincronización de los mercados bursátiles con las decisiones de
la Reserva Federal. Esto significa que el desmonte del programa de compra de
bonos de 85 mil millones de dólares mensuales será equivalente a caminar sobre
el filo de la navaja.
Esta coyuntura me hace recordar al presidente de la Reserva Paul
Volcker a inicios de los años ochenta, quien, con el objetivo de enfrentar la
tasa de inflación, aplicó una política monetaria muy restrictiva que llevó las
tasas de interés internacionales a niveles superiores a un 18%.
Ese aumento del costo del dinero quebró al sistema de
ahorros y préstamos de los Estados Unidos y desembocó en la crisis de la deuda externa
de América Latina, dando origen a la década pérdida.
Espero que no se repita ese tipo de error.
No hay comentarios:
Publicar un comentario