[Escrito el 11 de agosto de 2023]
En un reciente documento del Fondo Monetario Internacional se presenta
la capacidad que ha tenido la República Dominicana de acercarse al ingreso per
cápita de los Estados Unidos. De acuerdo con sus cálculos, en 2022 el producto
interno bruto dominicano por habitante representa un 32% del producto per
cápita estadounidense, superando significativamente el 25% que exhibe en
promedio América Latina.
En los cincuenta años comprendidos entre 1972 y 2022, la República
Dominicana alcanzó una velocidad de convergencia promedio superior a otros
países de la región, incluyendo a Panamá y Chile que son otras economías con
muy buen desempeño. Por cada diez años, la velocidad media de convergencia
dominicana es de tres puntos porcentuales; es decir, en diez años el ingreso
por habitante se acerca al ingreso per cápita de los Estados Unidos a un ritmo
de tres puntos porcentuales. Panamá y
Chile lo hacen alrededor de dos puntos porcentuales. Colombia, Uruguay y Costa
Rica a una tasa de convergencia menor a un punto porcentual. Y otros países,
como México, Haití, Guatemala, Perú, El Salvador, Bolivia, Ecuador, Honduras,
Brasil tienen tasas de convergencia negativas; es decir, que con el paso del
tiempo su ingreso per cápita se aleja del estadounidense.
República Dominicana ha logrado la mayor tasa de convergencia porque la
economía ha crecido más rápido que la de los demás países de la región. En
cincuenta años, el producto interno bruto real dominicano se ha expandido a un
ritmo anual de 4.9%, superando a Panamá, 4.5%; Paraguay, 4.2%; Costa Rica,
4.1%; y Colombia, 3.8%; entre otros. Ese comportamiento le ha permitido a la
República Dominicana alcanzar en la región el sexto producto interno bruto per
cápita medido en paridad de poder adquisitivo.
En el estudio elaborado por Frank Fuentes, Emilio Fernández y Alejandro
Santos del FMI, se recomiendan reformas estructurales para elevar el ritmo de
crecimiento potencial y acelerar la tasa media de convergencia del ingreso per
cápita. Entre esas reformas se encuentran: la encaminada a mejorar el nivel
educativo de la población para así incrementar la productividad laboral; la
reforma del sector eléctrico para mejorar el desempeño del sector eléctrico, en
particular el de las empresas distribuidoras de electricidad, que es un agujero
negro que deteriora las finanzas públicas y la capacidad del Estado de aumentar
la inversión pública; y la reforma del mercado laboral para abordar la
informalidad y elevar la calidad del empleo.
Esas tres reformas son indispensables para que se acelere el progreso de
la República Dominicana, que se ha logrado gracias a que durante la mayor parte
de esos cincuenta años se ha tenido estabilidad macroeconómica -con un banco
central cada vez más fuerte e independiente- y una clase política que ha sabido
ponerse de acuerdo en temas fundamentales para el fortalecimiento de la
democracia y el bienestar de la nación.
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