[Escrito el 1 de julio de 2021]
El Fondo Monetario Internacional recomendó al
gobierno del presidente Abinader que realizara reformas estructurales para
mejorar los resultados sociales y aumentar la productividad. Desde mi punto de
vista, sostener la tendencia de reducción de la pobreza y mejorar la equidad
distributiva de los ingresos son dos objetivos fundamentales de esas reformas.
El Fondo recomienda el apoyo a la educación.
Esto significa que hay que mejorar la calidad del sistema educativo, en
particular mediante el aumento de la capacidad de los maestros de obtener y
transferir conocimientos a sus estudiantes. El ministro Fulcar debe empeñarse
en esa tarea, pues este año se ha perdido.
El aumento de la participación laboral es otra
recomendación del FMI. Esto implica la modernización del código laboral “para
permitir acuerdos de trabajo más flexibles y formales” y posibilite la
eliminación de la discriminación de género en ese mercado. Espero que los
sindicalistas y los empresarios lleguen a un gran acuerdo que permita esos
cambios al citado código, pues eso facilitaría que muchas personas puedan
trabajar medio tiempo en el mundo formal y tener mayor flexibilidad de entrar y
salir del mercado laboral en función de sus circunstancias.
El aumento del capital humano y un mercado
laboral flexible hará avanzar la productividad y la competitividad, elevando el
salario real de equilibrio. Esto beneficiará a toda la población, mejorando la
equidad distributiva del ingreso laboral, lo cual es clave para reducir la
pobreza y hacer más justa la distribución de los ingresos totales. De acuerdo
con el FMI, esto debe complementarse con programas sociales más eficaces.
Una mano de obra más productiva permitirá que
el crecimiento económico sea más inclusivo y sostenible. Por cada punto de
creación de nuevo valor agregado, los asalariados podrán obtener cada vez un
mayor porcentaje para sus bolsillos. El objetivo es que los trabajadores menos
preparados, los tradicionalmente olvidados, aumenten su nivel de calificación,
y puedan beneficiarse del ritmo de expansión productiva que ha caracterizado a
la República Dominicana en los últimos sesenta años.
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