[Escrito el 21 de julio de 2022]
El Banco Central Europeo (BCE), dirigido por Christine Lagarde, aprobó
hoy el aumento de 50 puntos básicos en la tasa de interés de referencia. Ese
incremento llevó la tasa de interés de referencia de -0.5% a 0%, lo cual sugiere
que en las próximas reuniones se aprobarán nuevas alzas con el objetivo de
reducir la tasa de inflación que azota la eurozona. Con esa decisión del BCE se
inicia, con un rezago considerable, el cambio de postura monetaria hacia una
más restrictiva.
El organismo emisor del euro tomó esa decisión para reducir la tasa de inflación,
que en términos interanuales a junio llegó a 8.6%, ligeramente por debajo de
Estados Unidos (9.1%) y del Reino Unido (9.4%). Se prevé que la Reserva Federal
suba en, por lo menos, 75 puntos básicos su tasa de interés la semana próxima,
llevándola al rango entre 2.25% y 2.5%. A mí no me sorprendería que se decida incrementar
en 100 puntos básicos y enviar un mensaje claro a los agentes económicos de que
Jerome Powell está totalmente decidido a reducir la inflación, aun cuando esto
provoque una recesión en 2022.
La cotización del euro con relación al dólar se ha depreciado alrededor
de 12% en lo que va de año, principalmente por la diferencia entre al apriete
monetario estadounidense y el europeo. Esa depreciación del euro llevó a las
autoridades monetarias europeas a rechazar el ajuste de 25 puntos básicos que
inicialmente se pensó autorizar, y aprobar el alza de 50 puntos básicos en la
tasa de interés de referencia. Vista la distancia entre la tasa de interés europea
de 0% y la de 2.5% de los Estados Unidos es muy probable que Lagarde y su
equipo realicen nuevos ajustes hacia arriba en los próximos meses, pues de lo
contrario le será difícil acercar la inflación actual a la meta de 2%.
Además de luchar contra la inflación, el gran reto del Banco Central Europeo
es mantener la cohesión monetaria, indispensable para la supervivencia del euro.
Para evitar un incremento excesivo del diferencial de la tasa de rendimiento de
los títulos de deuda pública emitidos por los países miembros de la zona euro, las
autoridades monetarias europeas aprobaron un plan para la compra de deuda de los
países europeos más vulnerables. Esto evitaría que los aumentos desproporcionados
de las tasas de rendimientos de los títulos de deuda pública de esos países se
traduzcan en crisis fiscales, como ocurrió al inicio de la pasada década y que tanto
daño económico provocó.
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