[Escrito el 12 de junio de 2015]
El
economista Jeffrey Sachs escribió un interesante artículo sobre la trampa de la
impunidad.
Según el
brillante profesor de la Universidad de Columbia, la impunidad es “moralmente
nociva y económicamente costosa.” Señala
que los países escandinavos son territorios en los cuales no se permite que un
acto de corrupción, por más pequeño que sea, quede impune. Y afirma que, por
ese motivo, su población se encuentra entre las más felices y prósperas del
mundo.
El mayor
problema de la impunidad es cuando la sociedad la acepta sin protestar. En ese
caso la corrupción se generaliza y crece sin control hasta llegar a niveles que
atentan contra la estabilidad social, pues se ha demostrado que la corrupción
es una de las causas de la desigualdad de oportunidades e ingresos. Un país
corrupto no tiene un buen sistema de educación ni de salud, dejando en la
pobreza a quienes nacen en un hogar económicamente vulnerable.
Jeffrey
Sachs dice que para enfrentar la trampa de la impunidad se debe hacer cumplir
la ley. Esto significa que el sistema judicial debe ser eficiente e
independiente.
Además, es
necesario proteger a quienes denuncian los actos de corrupción, pues, de lo
contrario, nadie pondría su pellejo en riesgo.
Por último,
el profesor Sachs señala que la población debe repudiar a los corruptos, para
evitar que sus actos ilegales y antiéticos se conviertan en la norma social.
Ese es un paso importante para lograr el buen uso de los recursos públicos.
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