El Acuerdo de Cooperación Energética entre la República
Dominicana y la República Bolivariana de Venezuela tiene una importancia
esencial para la estabilidad macroeconómica del país.
Ese acuerdo financió entre septiembre de 2005 y diciembre de
2012 importaciones de combustibles provenientes de Venezuela por una suma de 3,030
millones de dólares (5.2% del PIB). La mayor parte de esos recursos se obtuvo con un plazo de
vencimiento de 25 años, incluyendo dos años de gracia, y a una tasa de un uno
por ciento.
Para este año 2013 el financiamiento de Petrocaribe ascenderá
a 650 millones de dólares.
Ese monto representa el 15% del déficit de la cuenta
corriente de la balanza de pagos.
El 38% del déficit del Gobierno General.
El 27% del financiamiento externo total.
Y el 62% del subsidio eléctrico.
Estos datos revelan la importancia de que podamos
pronosticar la viabilidad de Petrocaribe en los próximos años.
Para esa proyección se debe partir del hecho de que Venezuela está en muy malas condiciones
económicas, que se resumen en depreciación de su moneda, elevada tasa de
inflación, contracción de la inversión y de la actividad económica, desempleo y
empobrecimiento de la clase media.
Esa crisis económica reduce la probabilidad de que el próximo
presidente de Venezuela, ya sea Maduro o Capriles, que surgirá de las elecciones
del domingo 14 de abril, pueda mantener indefinidamente el acuerdo de
Petrocaribe.
Hay que recordar que el artículo 9 del citado acuerdo
establece que el mismo podrá ser modificado “cuando el interés del Gobierno de
la República Bolivariana de Venezuela, así lo exija,” en cuyo caso basta con
notificar con 30 días de anticipación al Gobierno Dominicano.
Ante ese posible evento el Gobierno, el Congreso Nacional y
el Banco Central de nuestro país deben estar preparados para obtener un
financiamiento sustituto que evite la depreciación del peso dominicano.
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