La mejor forma de
incrementar los ingresos de una persona es a través de su educación. Esto lleva
a los buenos gobiernos a destinar gran parte de sus ingresos a financiar
programas de educación para los segmentos de población más pobres. De esa
manera se lograría reducir permanentemente la desigualdad de los ingresos y
mejorar las condiciones de vida de la población.
La inversión en la
educación inicial es la más importante de todas. Ese tipo de afirmación se basa en los estudios
realizados por el profesor James Heckman de la Universidad de Chicago. Según
las investigaciones del Premio Nobel de Economía, el cerebro de los niños y niñas
se desarrolla en el período de 0 a 5 años. Existe evidencia empírica que
demuestra que la estimulación y educación temprana maximiza el desarrollo del
coeficiente de inteligencia, permitiéndole al infante absorber más
conocimientos durante su vida escolar y universitaria.
La Casa Blanca publicó
el 5 de junio un tuit argumentando a favor de la inversión en educación
inicial. Específicamente señaló que "una inversión en educación inicial de
1 dólar permite ahorrar 7 dólares en el futuro, aumentando la tasa de
graduación y reduciendo la criminalidad violenta."
Lamentablemente en la
Republica Dominicana no existe un adecuado programa de educación inicial pública.
Los niños pobres inician su educación, en el mejor de los casos, a partir de
los 5 años. En contraste, los hijos de los hogares de clase media y alta
inician su educación formal a partir del año, lo cual implica que podrán
alcanzar en promedio mayores niveles de educación, productividad de ingresos en
el futuro.
En consecuencia, si se
quiere reducir la desigualdad en la República Dominicana será indispensable una
inversión masiva en educación inicial pública, la cual tiene un mayor retorno
económico y social que cualquier otro tipo de gasto público.
Hola Jaime.
ResponderEliminarDebo decir, reforzando lo que dices que la inversión más importante en EDUCACIÓN debe hacerse en los primeros años. Esos primeros años son la bases de todos los siguientes.
Viste que puse educación en mayúsculas, eso tiene su justificación en base a que en muy poca persona funciona esa actividad del actuar y expresarse de tal forma que promueva el desarrollo propio y de los niños.
La educación es para la maduración y para un cambiar que nunca se detenga.
Esto que acabo de decir hay poca gente que lo capte como es.
La maduración son los cambios naturales por mediación del crecimiento y desarrollo de las redes nerviosas se dan con la suma de los años. El cerebro sigue creciendo todo el tiempo, contrario a lo que antes se dijo.
Y por otro lado el cambio, hace posible que no se estanque el individuo ni la sociedad. Eso que tu llamas el status quo.
Dominicana, por ej. cuna de la invasión a este continente, mal llamado americano, es un ej. de lo que se llama mentalidad estancada. En este país mover una costumbre, buena o mala es una verdadera guerra.
Para no hacer estomáss largo. Ese nobel de economía no hizo ninguna investigaciones sobre el desarrollo cerebral, sino que los leyó de boca de los neurocientistas.
Un abrazo y sigue adelante.
Ismael De la Cruz Estoy de acuerdo con Jaime Aristy en que es indispensable invertir más en educación inicial si queremos tener ciudadanos más productivos. Pero eso no puede seguir estando en manos del gobierno sino en manos de padres a quienes les cueste menos vivir y por ende puedan invertir, ellos mismos, en darle mejor educación a sus hijos. Que los padres pobres aman a sus hijos igual que los padres ricos. Si no les dan mejor educación es porque les sale tan caro vivir que no pueden soñar en gastar en libros lo que tienen que gastar en comida y medicina. Seamos realistas. Lo primero es que es ilusorio el intentar comparar el sistema estadounidense con el “experimento en procura de crear un sistema” que tenemos en los 2/3 de isla que poseemos. Eso ni pensarlo, ni soñarlo. No hasta que logremos, algún día, crear un sistema dominicano.
ResponderEliminarLo segundo es que no podemos seguir creyendo, ni pretendiendo hacer creer a otros, que nuestra mejoría, colectiva ni individual, depende de tener mayores ingresos. Eso no es así. ¿Qué hago yo con ganar cien mil pesos mensuales si tengo que pagar 45 mil de impuestos, que no me son devueltos en ningún tipo de beneficio, y cuando termino de pagar mis gastos mensuales me doy cuenta que sigo debiendo dinero para el próximo mes? No. El objetivo debe ser abaratar el costo de la vida: que no dependamos del petróleo, que no producimos sino que pagamos carísimo, para la industria, transporte, electricidad en los hogares, etc. Sino que utilicemos energías alternativas: energía de la luz solar, presas hidroeléctricas, energía eólica, vehículos eléctricos, etc. Que invirtamos el dinero de nuestros impuestos en agricultura: que no tengamos que pagar 15 pesos por un limón, 25 pesos por una libra de arroz del malo, 20 pesos por una zanahoria. Esto parece un cuento de terror, pero es nuestra realidad. ¿Quién ha visto que el “mal comío” puede pensar?
En tercer lugar: es una gran utopía soñar con que algún día los pobres recibirán la misma educación que los ricos, eso no ocurre ni en los Estados Unidos. Es más fácil, si en verdad queremos alcanzar algún tipo de equidad social, educar a los niños de familias pudientes para que dejen de mirar a los niños pobres como “cosas extrañas” que salen de barrios asquerosos vistiendo harapos. Es más fácil educar a los niños de familias con muchos recursos para que miren a cada ser humano como se miran ellos mismos. Así sí podemos soñar con alcanzar la equidad. Actualmente, los poderosos educan a sus hijos para que mantengan su poderío, para que conserven sus riquezas, para que sigan explotando a sus empleados pobres y de ese modo seguir ostentando sus holgados estilos de vida. Es más fácil y más económico educar a los ricos para que cambien su forma de mirar y explotar al mundo que soñar que “de repente” los pobres recibirán una mágica inversión del gobierno que les permitirá cambiar todo lo que son. Los cambios deben iniciarse por arriba. En vez de tener más ingresos, estoy seguro que cualquier dominicano quisiera que sus ingresos actuales les permitieran tener un mejor estilo de vida, que la vida nos cueste más barata, que nuestro peso tenga más valor. Así se reduce la pobreza.
Yo prefiero, en vez de ganar más, quiero vivir mejor y que me cueste menos vivir. Pero esto es tan solo otra utopía. La vida es cíclica, por lo tanto, tarde otemprano tendremos que repetir las revoluciones sociales, aplicarle guillotinas a los Luises modernos, derrumbar las nuevas monarquías capitalistas, etc. Y luego volver a comenzar para llegar entonces a este mismopunto donde hoy nos encontramos. Bienvenidos al paraíso de la humanidad.
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