La evidencia empírica
revela que el principal determinante de los ingresos de una persona es la
educación. Esto ha llevado a la mayoría de los gobiernos a incrementar la
inversión en educación pública como vía para aumentar las oportunidades de salir
de la pobreza.
Junto a la inversión
en educación es indispensable elevar el gasto, en cantidad y calidad, destinado
a salud pública. La disponibilidad de servicios médicos y de medicamentos ayuda
a que la población se mantenga sana y, en consecuencia, pueda tener mejor
desempeño escolar y mayor productividad laboral.
Inversión en educación
y salud son los dos componentes más importantes del gasto social de un país que
desee reducir la incidencia de la pobreza y mejorar la distribución de la
renta.
Por otro lado se
encuentra la política asistencialista, la cual, por lo general, no está
vinculada con el aumento de la capacidad de generación de ingresos futuros. El
asistencialismo consiste básicamente en una transferencia de recursos a
personas que son tan, pero tan pobres, que no tienen capacidad de absorber el
gasto público social. Ese es el segmento de población que se encuentra en
extrema pobreza, que se concentra principalmente en el 10% de población de
menores ingresos.
La recomendación para
mejorar la eficiencia e impacto del gasto social y de la política asistencialista
es una buena focalización que identifique a los beneficiarios cuyo nivel de
vida aumentaría más (i.e., que tengan una mayor utilidad marginal) al recibir
esos servicios y recursos públicos. Y cabe
recordar que la sostenibilidad de ese aporte social se logra si y sólo si
aumenta la capacidad de generación de ingresos de toda la población.
Para poder dar clase de calidad, el país necesita profesores de calidad. Totalmente de acuerdo con este articulo, lamentablemente el populismo en el cual se ha sumergido el país, no permite salir tan fácil de la situación en la que estamos. Ojala y el Gobierno lea su blog y tome cartas sobre el asunto.
ResponderEliminar