[Escrito el 10 de diciembre de 2015]
Uber es un
ejemplo de mercado laboral flexible. La empresa contrata al conductor –y su
vehículo- de acuerdo a sus necesidades y no paga el tiempo de ocio, ni tiene
otros gastos que el empleo tradicional acarrea. Y el conductor trabaja las
horas que desea, coordinando su horario de taxista con otros trabajos a tiempo
parcial o completo.
El
crecimiento de la cantidad de choferes de Uber en los Estados Unidos es
exponencial. En un artículo publicado en el Wall Street Journal se establece
que, en menos de cuatro años de operación, se han registrado 400 mil choferes
de Uber. Esto es un reflejo del aporte de la tecnología en línea a la creación
de empleo y bienestar en una sociedad.
Lamentablemente,
la legislación laboral estadounidense establece restricciones que podrían
afectar ese tipo de trabajo flexible. De hecho, ya se han registrado demandas
laborales de parte de choferes de Uber contra la empresa con el objetivo de ser
considerados como empleados, lo cual implicaría el establecimiento de un
salario mínimo, una cantidad máxima de horas de trabajo a la semana, capacidad
de sindicalizarse y pagos adicionales por horas extra.
Alan
Krueger y Seth D. Harris, profesores de las universidades de Princeton y
Cornell, respectivamente, establecen que esos conductores no son empleados
tradicionales, pues ellos pueden suministrar la cantidad de horas que deseen. Esto
significa que el resultado de las acciones judiciales podría ayudar a
modernizar las leyes laborales para que permitan introducir el concepto del
trabajador independiente, compatible con la tecnología basada en la información
en línea.
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