[Escrito el 25 de diciembre de 2015]
La
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) declaró que, ante la
expectativa de una menor demanda mundial de crudo, se podría estimar que ese
producto no volvería a los 100 dólares por lo menos hasta el 2040. Esa noticia
constituye un buen regalo de Navidad para la República Dominicana que es una
economía importadora neta de combustibles.
El país
debería aprovechar ese entorno de precios bajos del crudo para reformar el
sector eléctrico. El 2016 debe ser el año del pacto eléctrico, que permita la
modificación de la organización de ese negocio para transformarlo en una
actividad financieramente sostenible y capaz de aportar a la competitividad del
resto de los sectores productivos nacionales.
Las
autoridades también deberían en este período de menor factura petrolera, que implica
un impacto riqueza positivo para la sociedad, modernizar el sistema de
transporte público. Los dos principales centros urbanos, el gran Santo Domingo
-que incluye el Distrito Nacional- y Santiago, deben recibir inversiones
masivas que aseguren el establecimiento de un sistema de transporte público que
disminuya la cantidad de carros en las calles.
Un sistema
que transporte que movilice la población hacia y desde -y en el interior- del
polígono central del Distrito Nacional sería útil y muy rentable. Estoy
convencido que los matemáticos dominicanos podrían diseñar un sistema de
transporte que minimice el costo de operación y maximice el aporte al bienestar
de los usuarios, quienes se ahorrarían dinero y dolores de cabeza al no tener
que conducir en esa área de la capital. Eso sería un buen regalo en Navidades
futuras.
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