[Escrito el 23 de noviembre de 2020]
La República Dominicana transita por una severa crisis económica. A septiembre de 2020, el producto interno bruto registró una variación acumulada de -8.1%, recesión más acentuada que el desplome ocurrido en el país en 1990. La situación pudo haber sido peor si no se hubiese ejecutado una política monetaria expansiva, y una política fiscal concentrada en transferencias a los hogares vulnerables y pequeñas y medianas empresas.
Algunos indicadores sugieren que la economía se
está recuperando. Las recaudaciones de impuestos, tanto de la Dirección General
de Aduanas como de la Dirección General de Impuestos Internos, muestran que la
actividad económica, léase consumo e inversión, está aumentando. Sin embargo, los
datos tributarios revelan que la recuperación por sectores es asimétrica.
Algunos van bien y otros van mal.
Entre los que van bien se encuentra un conjunto
de empresas que el pasado octubre repartió dividendos por una suma de 40 mil
millones de pesos. De acuerdo con el informe de recaudación mensual de la DGII,
en ese mes se recaudó un total de 4,007 millones de pesos por concepto de
impuesto a los dividendos, lo cual superó en 3,150 millones de pesos el monto
recaudado en el mismo mes del año anterior. Y si se compara lo acumulado entre
enero y octubre de cada año, esas recaudaciones por dividendos recibidas en
octubre permitieron que las recaudaciones acumuladas por ese concepto en este
año, de terrible recesión económica, superen en 647 millones de pesos las
recaudaciones acumuladas en el mismo período del año anterior.
Parece ser que esas empresas utilizaron el acceso al financiamiento disponible a bajas tasas de interés, para modificar su estructura de capital. Me explico. Las empresas que tenían ganancias retenidas por beneficios obtenidos en años anteriores decidieron, ante la facilidad de financiamiento, endeudarse y con esa liquidez, en vez de invertirla en más activos, sea capital de trabajo o maquinarias y equipos, distribuir las ganancias retenidas en forma de dividendos, por lo cual ahora una mayor parte de sus activos es propiedad de los bancos.
Hay que tener en cuenta que esos dividendos tienen vocación de convertirse a dólares. En octubre de este año las reservas internacionales del Banco Central descendieron con relación a septiembre en 687.2 millones de dólares, equivalente a 40 mil millones de pesos. Y la caída de las reservas internacionales al 18 de noviembre supera los mil millones de dólares, lo cual puede estar sugiriendo que parte de la liquidez en pesos que se ha inyectado para recuperar la economía, se ha estado utilizando para repartir dividendos, que se van al exterior. Es lamentable que la confianza que se dice que existe desde agosto de 2020 en la nueva administración, no sea suficiente para evitar ese comportamiento de algunos agentes económicos.
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