[Escrito el 20 de noviembre de 2020]
La decisión del presidente Luis Abinader de
eliminar a partir de enero de 2021 los programas de ayuda social relacionados
con el Covid-19, provocarán que la actual crisis de liquidez se convierta en
una crisis de solvencia.
El cierre de las actividades productivas, como
medida para enfrentar el avance de la enfermedad, provocó una disminución de
los ingresos de las empresas y de los hogares. Para amortiguar el deterioro de
liquidez de esos agentes económicos, los bancos centrales ejecutaron una
política monetaria expansiva mediante la liberación de recursos líquidos, la
reducción de la tasa de interés de política monetaria y la compra de títulos
públicos y privados. Esa nueva liquidez evitó la ruptura del flujo circular de
la renta y, por lo tanto, protegió a los agentes económicos, incluyendo a los
bancos comerciales.
En la República Dominicana, la política fiscal,
a través de los programas de ayuda social a empresas y hogares, como Quédate en
Casa, Pa’Ti y Fase, ha evitado que la caída de sus ingresos provoque la quiebra
y mayor desempleo.
Lamentablemente, el gobierno de Luis Abinader
ha decidido eliminar las ayudas sociales a partir del primero de enero de 2021.
Esto implica que una gran cantidad de empresas, que reciben un apoyo directo
para que puedan pagar su nómina, tendrán que despedir personal y/o cerrar sus
puertas. Esto se explica por el hecho de que las menores ventas provocadas por
el Covid-19 se traducen en menor nivel de beneficios y, para poder recomponer
ese flujo, sería necesario despedir personal, pero eso provocaría una rápida
descapitalización de las empresas debido a que el monto de prestaciones
laborales, principalmente en pequeñas y medianas empresas, puede superar el
patrimonio de esos negocios.
Una crisis de solvencia es mucho peor que una
crisis de liquidez. Esta última se resuelve utilizando las bondades que se
desprenden de tener una moneda propia, a través de una activa participación del
Banco Central. La crisis de solvencia implica un deterioro de riqueza y una
destrucción de capital y empleo. Esto se traduce en mayor pobreza y deterioro
de la calidad de la cartera de la banca. En consecuencia, lo que pretende
ahorrarse el gobierno en los primeros meses del año próximo al desmontar los
programas de ayuda tendría que pagarlos posteriormente, ya sea en otro tipo de
programas sociales o para enfrentar la delincuencia que provoca todo deterioro
de las condiciones laborales y económicas.
Ante esa posibilidad, recomiendo nuevamente al
presidente Abinader que no elimine en enero los programas de ayuda relacionados
con el Covid-19.
Si no lo entienden asi, estamos a las puertas de una grave crisis social. Sin estimulos y empleos suspendidos que pasaran a cancelados, propiciamos eventos inimaginables y peligrosos.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo.
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